Esta semana ha estado nuestra alcaldesa en Madrid en la cosa esa tan grande que hay del turismo vendiendo nuestra ciudad, que es lo que tenemos que hacer para seguir teniendo más turistas que vengan aquí a disfrutar, pasar unos días y, sobre todo, dejarse su dinerito, que eso es bueno para todos, y por todo, que yo creo que hay cosas que no hace falta explicar. Me ha gustado mucho lo que dijo el otro día Isabel Ambrosio, nuestra alcaldesa, eso de que hay que venir todos los meses del año a Córdoba y no solo en mayo, porque Córdoba es bonita del 1 de enero al 31 de diciembre, que no le conozco yo días feos, ni nada que se le parezca. Porque aquí cuando no hay Patios, hay Feria, y cuando no teatro o cines de verano o quioscos de caracoles o lo de las flores y las plantas que se han inventado a última hora y que a mí me parece una idea de escándalo, pero buena de verdad, porque además de bonita es que le pega mucho a nuestra Córdoba bendita, que mucha gente nos relaciona con las flores y las macetas y mientras más hablemos de ellas mejor, mucho mejor. Y no es porque seamos de aquí, pero es que nuestra Córdoba es una de las ciudades más bonitas del mundo, y puede que me esté quedando corto, y hay que venir a visitarla sí o sí, que el que no lo hace se está perdiendo cosa fina, que nadie se olvide que fuimos una de las grandes capitales del mundo y eso se sigue notando. Porque antes decía todo lo que hacemos, pero que la Mezquita o Medina Azahara están aquí todo el año, que se pueden visitar cualquier día, y nadie se puede quedar sin hacerlo.

Esta semana se nos ha ido un cordobés de los buenos, de los grandes, Don Pablo García Baena, el mejor poeta que tenía España, de verdad, y además vecino del barrio, que nació en la calle Parras y estudió en el López Diéguez. Lo veíamos mucho por aquí, que de vez en cuando se pasaba por la cofradía del Remedio de Ánimas, ahí en San Lorenzo, del que era hermano. A mí me gustaba saludarlo cada vez que lo veía, que a elegante y educado no había quien le ganara. Lo que yo les diga, un cordobés de los pies a la cabeza, de los que ya quedan pocos. Y es que si la poesía de García Baena fuera un monumento, estaríamos hablando de que tenemos otra Mezquita por lo menos, y eso que no le dieron todos los premios que le tendrían que haber dado, aunque ganó muchos. En fin, que siempre lo recordaremos por todo, por esa naturalidad que lo hizo tan grande. Hasta siempre.

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