El viernes me llevé una sorpresa de las grandes, cuando apareció Soraya en casa de mi hermana con una rebequita de regalo, para que la estrenara este Domingo de Ramos, que es una tradición que siempre se ha respetado en mi casa, desde que yo recuerdo. Aunque fueran unos calcetines, si la cosa estaba más achuchada, pero siempre hemos estrenado algo, que les tenemos mucho aprecio a nuestras manos.

Ya se pueden imaginar ustedes la cara que se me quedó, pero tela marinera, que para nada me lo podía esperar, porque habíamos quedado en casa de mi hermana para hacer torrijas y roscos cuando nos encontramos con esto. Y es que Soraya tiene estos detalles, la puñetera, y te sorprende cuando menos te lo esperas. Eso sí, yo he vuelto a quedar peor que mal, que no se me había pasado regalarle nada por estas fechas, sobre todo porque la cosa no me llega ni para mí, que no es que ande justito, es que ando con menos piernas que mi amigo Cayetano, que ya es decir. La cosa es que habíamos quedado para hacer torrijas y roscos fritos en casa de mi hermana y no para esto, aunque de todos modos hicimos los postres, que anda que no nos salieron buenos, pero buenos de verdad, que yo creo que ya nos hemos comido casi todos. Soraya se ocupó de las torrijas y mi hermana de los roscos, que le salen exactamente igual que a mi madre, pero calcados, lo que yo les diga, y eso que los de mi madre eran para hacerles un monumento, que yo no he visto cosa más buena en mi vida, que no podía parar de comer.

Mi hermana, cuando vio el regalo de Soraya no dijo nada, que ella es muy reservada para esas cosas, aunque yo creo que se imagina lo que se imagina, que es lo mismo que se imagina todo el barrio, pero que se calla, para que a mí no me dé corte, o eso quiero pensar yo. Y yo la verdad es que me quedé mudo, sin palabras, que la más natural fue la propia Soraya, que era como si no pasara nada, porque a lo mejor no estaba pasando nada, cualquiera sabe, que yo sigo sin tenerlo muy claro. Pues ahí tengo preparada mi rebequita para mañana, que parece que no vamos a tener lluvia y vamos a poder disfrutar de las procesiones, que aunque yo soy de recoger pocos pasos, a la Borriquita y a las que pasan cerca del barrio me gusta verlas, como está mandado. En fin, que ya estamos en el lío, que nos guste o no tenemos una semana de no parar. Y dentro de nada, el lío gordo, aunque hay quien empalma desde los carnavales, porque le cabe todo, y me parece bien, que para pasarlo bien no hay que buscar excusas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios