Mi cuñado está enganchado a todos los programas de cocina que ponen en la tele, pero a todos, que no se pierde ni uno el tío. A mí no me vuelven loco, que me gustan lo justo y que si los veo es porque no se puede ver otra cosa, porque estando de prestado lo único que me faltaba era ser el dueño del mando a distancia, que hasta ahí podíamos llegar, me parece a mí. Que uno sabe dónde está y hasta cuándo puede estirar la cuerda y eso que mi hermana siempre me dice que su casa es mi casa.

Pero mi cuñado es mi cuñado, que todos sabemos de lo que hablamos, y eso que yo me llevo con el mío del quince, que más buena gente no se puede ser. Aunque, claro, todos tenemos nuestras cosas, unas más gordas y otras más llevaderas, como el que dice, y es que a uno nunca le huelen los pies, y sí huele los pies de los demás, que eso es así. Y yo no sé si me estoy explicando yo con esto de los pies, aunque seguro que usted sabe lo que quiero decir, que entre todos nos entendemos, claro que sí. Yo creo que me llevo bien con mi cuñado porque desde el principio hemos tenido muy claro el sitio que tenemos cada uno y nunca nadie se lo ha saltado. Él tiene sus amigos, que yo respeto, y yo tengo los míos, y ya no puedo decir lo de cada uno en su casa, porque yo soy el que estoy en la de él. Pero por circunstancias de la vida, que ya me gustaría a mí tener mi casa y mis cosas como todo el mundo, no se vayan a creer ustedes que a mí me gusta vivir de prestado, ni mucho menos.

Hablo hoy de mi cuñado, que ya quisiera el resto tener el que yo tengo, porque el otro día me estuvo contando Cayetano los problemas que está teniendo con el suyo, que siempre la lía parda cuando se acerca la Navidad. La verdad es que mucha gente monta la bronca cuando llegan estas fiestas, que si comemos en casa de uno, que si se pone esto y lo otro y cualquier cosa vale para empezar la discusión, que lo que nos cuentan en los anuncios es mentira. Y la verdad es que no es lo mismo que te lo diga tu hermana a que te lo diga tu cuñado, la cosa es así, que a tu hermana o hermano le perdonas todo y al cuñado, pues eso, que siempre estamos pendientes de verle la punta. Y a lo mejor las cosas no tienen tanta punta como nos imaginamos, que unas sí y otras no. En fin, que hay que tener cuidado con estas cosas porque podemos acabar malamente y no es esa la cuestión, porque con los temas de los cuñados siempre hay quien se queda en la mitad, que lo pasa bastante peor. Y ya saben ustedes de lo que estoy hablando.

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