Por lo que sea, que yo no lo sé, no nos han dado ningún premio de los gordos en las Cruces, pero eso en nuestro barrio nos da igual, que estamos que nos salimos del pellejo, que no paramos, que ahora tenemos los Patios, las Rejas y los Balcones, y las cancelas, las azoteas y todo lo que haga falta, que por nosotros nos iba a faltar de nada.

Ya lo he dicho alguna vez, pero lo vuelvo a decir porque me encanta decirlo y porque me siento muy orgulloso de decirlo, también. La fiesta que más me gusta de nuestra Córdoba bendita es la de los Patios, porque es la fiesta más nuestra que tenemos, que las otras se pueden comparar, más o menos, con las que hay en otros sitios, pero los Patios solo son de aquí, y si alguien quiere verlos por fuerza se tiene que venir a Córdoba y eso es lo que hay. Porque los Patios, para quien no lo sepa, que los chavales que han nacido o viven en Ciudad Jardín, la Fuensanta o el Sector Sur no se lo pueden imaginar, son la Córdoba auténtica, la esencia de toda esas córdobas que ahora tenemos de bloques de doce plantas y esas cosas. Que yo no es que fuera un raro, para nada, que mi familia era de lo más normal, y que vivíamos en un patio como lo hacían la mayoría de los cordobeses. Que no estamos hablando de fotografías de las postales y de cuentos del abuelo cebolleta, que no, que hablamos de cómo eran las cosas en nuestra ciudad bendita.

Que cuando cuentan las historias de la caña y la lata la gente se cree que son chascarrillos para turistas o yo qué sé, pero nada más lejos de la verdad, que esa era la realidad que veía yo cada día. Y el baño colectivo, y las madres y las muchachas haciendo cola con su bata puesta, y los chavales yendo de una casa a otra, y lavando la ropa en la pileta, y sacando agua del pozo, que sí, que no les estoy hablando de mil años atrás, que todo eso era así hasta hace muy poco, aquí en nuestra Córdoba. Por eso yo celebro tanto que se haya convertido en nuestra gran fiesta, porque se lo merecen y nos lo merecemos, que quien reniega de su pasado, de lo que fue, no es de fiar, eso ya que vaya por delante. Y los cordobeses somos gente de fiar, los que más, y por eso estamos tan contentos y hasta orgullosos de lo que hemos sido y de cómo hemos vivido. Por eso estas fiestas hay que disfrutarlas a tope, que haciéndolo estamos honrando a nuestros padres y a nuestros abuelos, y ya no sigo que me conozco y vaya que se me escape una lagrimilla. En fin, que a disfrutar y a pasarlo lo mejor posible, que es lo mandado.

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