Cultura

El último verso de Cántico

  • El escritor, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, fallece a los 96 años

  • La capilla ardiente se instalará a las 12:00 en el Ayuntamiento

Pablo García Baena, en una imagen de 2015.

Pablo García Baena, en una imagen de 2015. / Efe

La voz del último poeta de Cántico, Pablo García Baena, se apagó ayer a última hora de la tarde a consecuencia de una enfermedad respiratoria. La capilla ardiente se instalará hoy en el Salón de Plenos del Ayuntamiento a las 12:00 y el funeral se celebrará mañana en la iglesia de San Miguel. El escritor se fue en una fría tarde de domingo a los 96 años dejando más de una veintena de obras y siendo inspiración para varias generaciones de poetas de toda España. Córdoba dice adiós a uno de los autores más ilustres de toda su historia; Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984, Premio Reina Sofía en 2008, Premio García Lorca en 2012, Hijo Predilecto de Córdoba y de Andalucía, Medalla de Oro de la Ciudad y doctor honoris causa por la Universidad de Córdoba, entre otras distinciones, además de Autor del Año 2018 del Centro Andaluz de las Letras. Era el último poeta del grupo Cántico, que supuso una ruptura en el panorama cultural de su época.

En su trayectoria, García Baena (Córdoba, 1921) ha llevado a cabo una renovación de la lírica andaluza a partir de su propia tradición poética, en la que el barroco dialoga con la modernidad. No obstante, Cántico apostó por la recuperación de la imagen y la metáfora, retomando el camino que marcó Luis de Góngora. La presencia del poeta en actos culturales de Córdoba era habitual, si bien en los últimos años había disminuido debido a su salud. Una de sus últimas apariciones fue el pasado 14 de diciembre en la presentación del libro La tradición trascendida, en el que una veintena de expertos analizan al Grupo Cántico desde diferentes perspectivas.

Pablo García Baena nació en Córdoba en 1921. Su primer libro, Rumor oculto, se publicó en 1946, aunque cuatro años antes había estrenado una versión teatral de la poesía de San Juan de la Cruz. Le siguen las publicaciones de la revista literaria Cántico (1947-1949 y 1954-1957) que fundó con su amigo Ricardo Molina, los también poetas Juan Bernier, Julio Aumente y Mario López, y los pintores Miguel del Moral y Ginés Liébana; el conocido posteriormente como Grupo Cántico y que serviría como puente entre la Generación del 27 y el grupo de los Novísimos para entender el desarrollo de la poesía española del siglo pasado.

En esos mismos años salieron a la luz Mientras cantan los pájaros (1948), o el célebre Antiguo muchacho (1950), que se ha convertido en uno de los epítetos que lo retratan. Tras una interrupción en su producción poética que dura de 1958 a 1971, en la que el poeta aprovecha para viajar, publica Almoneda (1971), Fieles guirnaldas fugitivas (1990, Premio Ciudad de Melilla), Impresiones y paisajes (1999), En la quietud del tiempo (2002), Los Campos Elíseos (2006) y distintas antologías de su poesía, incluyendo Poesía completa (2008), que recoge su obra desde 1940 hasta el mismo 2008. Su producción en prosa, aunque menos extensa, está integrada por Lectivo (1983) El retablo de las cofradías (1985), Calendario (1992), Ritual (1994), Los libros, los poetas, las celebraciones, el olvido (1995), Vestíbulo del libro (1995), Zahorí Picasso (1999) y Córdoba (2009).

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