Cultura

"Se recurre demasiado a las pastillas para olvidar el desamor"

  • El profesor de la UCO acaba de publicar 'Sistema de contingencias', un interesante metarrelato sobre un hospital ficticio capaz de curar los fracasos sentimentales

Francisco Alemán ha sabido mezclar su faceta como profesor de Derecho del Trabajo, poeta y sociólogo en Sistema de contingencias (Talenbook), un libro un tanto original -o "raro", como él mismo manifiesta- que narra, bajo un prisma aparentemente frío y normativo, la fragilidad que se sufre en un proceso de desamor y cómo se afronta en una sociedad cada vez más medicalizada e indolora en la que más que personas existen pacientes potenciales.

-¿En realidad usted reflexiona sobre el arcaico mal de amores de la literatura medieval?

-Sí, lo que ocurre es que antes había ungüentos y como ahora tenemos pastillas de todas clasesý, esperamos a que nos dé el alta el facultativo para volver a buscar ese contrato sentimental.

-Con este metarrelato usted recorre varias fases para superar un proceso de desamor.

-Lo concebí en tres partes porque lo veía como puertas que se abren y cierran en una especie de circularidad. Las tres tienen un acrónimo: S.I.D.A. (Síndrome de Inmunodeficiencia Amorosa); A.D.O.F.R.A.N. (20 mg), el nombre inventado de un antidepresivo aunque yo lo denomine anticorrosivo, y el tercero es la A.S.E.T.I. (Agencia de Sentimientos Temporales e Indefinidos). Es la trayectoria que cada persona realiza cuando hay un amor que ha terminado, con las fases consiguientes de duelo y recomposición, y cuando uno se ha rehecho del trago, las ganas de volver a empezar otra relación amorosa.

-¿Por qué Sistema de contingencias?

-Cuando en Derecho Laboral hablamos del sistema de contingencias nos referimos a la Seguridad Social; es decir, toda una estructura para atender una contingencia o, lo que es lo mismo, algo que puede o no acontecer.

-¿Con qué finalidad fue concebido?

-Fundamentalmente crítica. Hoy día se está tomando muy a la ligera el hecho de que las personas recurran a todo un doping pastilleante. Este hospital que describo en realidad ya existe en las unidades de salud mental. Los ritmos de vida que llevamos hoy día, que no son nada sanos, hacen que seamos mucho más vulnerables en el terreno sentimental. Ingresas en el hospital, te recetan unas pastillas, la mayor parte opiáceos, que te reconstituyen y al cabo de dos o tres meses te sientes mejor, con el equívoco de que piensas que estás curado.

-La sociedad tiende a remediar de forma inmediata los sufrimientos de cualquier tipo cuando éstos son innatos al hombre. ¿Esto beneficia o perjudica?

-Todos los duelos hay que vivirlos. En el caso del desamor, en vez de sufrirlo, que es lo que nos hace más fuertes para aprender de esa experiencia, lo tratamos como una depresión aunque tan sólo sea una bajada del estado de ánimo. Entonces se recurre a las pastillas con demasiada frecuencia para olvidarlo.

-Su libro supone una rara mezcla de Sociología, Derecho , lirismo...

-En el último capítulo he aplicado con ironía la legislación existente en el mercado laboral a los sentimientos -como es el caso de contrato eventual, contrato hora/servicio, a tiempo parcialý- porque desafortunadamente está pasando así. Hoy día parece que las relaciones de pareja tienen sus días contados. Incluso una diputada alemana auspiciaba hace pocos meses la posibilidad de que el matrimonio tuviese un plazo de siete años.

-¿Propone la obra algún remedio ante el desamor?

-Al final si sigues el tratamiento correcto y te curas puedes recobrar la capacidad de volver a enamorarte y querer vivir y, por qué no, tener una relación de pareja. Lo que pasa es hay que aprender a madurar y a escogerla en función de la edad que uno tiene.

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