Cultura

Entre la incomprensión y el enfado

  • Los sentimientos de los cordobeses por el nombramiento de San Sebastián como Capital Cultural de Europa se mezclan mientras gana terreno la tesis de que los argumentos políticos han sido decisivos

Una mezcla de incomprensión, indignación y mosqueo. Los cordobeses empezaron ayer a digerir poco a poco el varapalo por la concesión de la Capitalidad Cultural de Europa a San Sebastián, una distinción en la que la mayoría encontró motivos políticos más allá de aspectos estrictamente culturales. "Es inexplicable que el jurado se haya dejado llevar por el argumento de la pacificación, algo que todos sabemos que no es posible sólo a través de la cultura", se quejó Mario Delmás, un opositor que siguió con atención la decisión del jurado el martes por la tarde. "El presidente del comité podría haber dado otros muchos motivos para explicar por qué San Sebastián será la Capital Cultural de Europa, pero sus palabras fueron un error", apuntó.

 

El sueño de miles de cordobeses se convirtió en pesadilla el martes por la tarde. Y el día después, pasadas las horas, conforme sobre la decisión del jurado aumentaban los posicionamientos políticos, la indignación crecía en la calle. "Da la impresión de que nos han engañado durante estos años. El jurado no ha tenido en cuenta cómo los ciudadanos se han volcado con este proyecto en Córdoba o la indiferencia de algunos dirigentes políticos. Nos lo han quitado de las manos", lamentó Marta Plata, una estudiante de Filología que aludía así a que el nuevo alcalde donostiarra, Juan Carlos Izaguirre, de Bildu, llegó a mostrar su oposición al proyecto impulsado por su antecesor, Odón Elorza, del PSOE.

 

"La política se ha impuesto a la cultura", resumió Joaquín Rodríguez, un trabajador de banca jubilado que en los últimos meses ha seguido con entusiasmo el sprint final. Una carrera imposible de ganar porque -según su opinión- todas las ciudades candidatas "no jugaban a lo mismo". "Se ha demostrado que algunas apostaban por la cultura y otras por la política. No ha sido justo", dijo Rodríguez, muy crítico con el comité de selección debido a que "deberían saber que esta designación no resolverá el problema del terrorismo". "Es una mentira", zanjó. Lo cierto es que la Capitalidad no será de Córdoba, la ciudad que aparecía favorita en muchas quinielas.

 

Carmen Ramírez, empleada de hostelería del centro, era una de las que daba a Córdoba como vencedora: "No tenía ninguna duda, porque la manera en que nos hemos volcado los cordobeses con este proyecto no se ha visto en ninguna otra ciudad candidata", apreció. Su incomprensión estaba justificada, así como la de Cristina Ruiz, una voluntaria que siguió la decisión final desde el Ayuntamiento: "No puedo explicar lo que se me pasó por la cabeza en ese momento".

 

Pese al enfado, hay que mirar hacia el futuro. "Se ha cerrado una etapa. Hay que aprovechar toda la energía que se ha creado para afrontar otro reto. Córdoba se ha despertado", dijo con entusiasmo Javier Solís, un joven desempleado que el martes por la noche no faltó a la celebración de agradecimiento de Las Tendillas. "Todos estamos de acuerdo en que nuestra ciudad vale mucho, así que no podemos ser negativos", animó el joven, que se mostró contrario a recurrir la decisión del jurado. "Si creemos que la designación está manchada, no podemos ensuciarnos. Hay que ir a otra cosa", propuso. Otros, sin embargo, confiaron en que el Ministerio de Cultura no nombre finalmente a San Sebastián: "Los responsables de los demás proyectos deberían ponerse de acuerdo y oponerse a los argumentos del jurado. Hay que recurrir esa decisión cuanto antes. El objetivo no es ya que Córdoba gane, sino que al menos se den razonamientos coherentes", alegó Miguel Calderón.

 

También hubo quienes se conformaron con el resultado de las votaciones: "Las palabras del presidente del jurado no fueron afortunadas, pero no se puede negar que San Sebastián es una ciudad donde la cultura es importante", razonó Francisco Jurado, un ciudadano que también se definió "ilusionado" con el proyecto de Córdoba. "Confío en que el informe de los miembros del jurado sea más amplio y ofrezca argumentos contundentes. Los cordobeses hemos trabajado mucho, pero quizás el nuestro no era el mejor proyecto. Y en ese caso, fuera ya de argumentos políticos, hay que saber perder", dijo.

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