Cultura

"Estoy en la idea de la necesidad de un cambio en la manera de vivir"

  • El artista catalán ofrece un concierto esta noche en Cabra en el marco de la segunda parte de su gira 'Saldremos a la lluvia', que en su primer tramo llegó a Pozoblanco

No le gusta que le traten de usted porque se siente "una persona muy próxima y normal". Y realmente lo es. Manolo García contesta al teléfono de forma amable y cercana, a pesar de estar cansado después de más de un mes de gira, de viajes, conciertos y entrevistas. Y lo que le queda... Esta noche (22:30) actúa en el Auditorio Municipal Alcalde Juan Muñoz de Cabra, dentro de la segunda parte de la gira Saldremos a la lluvia.

-¿Qué va a ofrecer en el espectáculo?

-Hay una parte en la que voy a presentar el último disco. Voy intercalando esas canciones con otras más antiguas en formato de versión, casi siempre un poquito retocadas, un poco cambiadas sin ser irreconocibles. Y luego, puntualmente, alguna canción de El Último de la Fila. Somos ocho músicos sobre el escenario, más el equipo técnico. El circo disparatado que monto yo, porque a la escenografía me gusta darle mi toque personal y hacer del escenario mi casa. Sentirme cómodo, porque lógicamente si me siento cómodo y bien instalado puedo pretender que el público se sienta igual. Siempre hay algún toque personal y esa es la propuesta.

-Los conciertos de este año son en lugares más reducidos, con el público más cerca. Eso implicará un mayor nivel de exigencia porque cualquier fallo se nota más...

-Evidentemente. Un concierto en un lugar de mediana capacidad tiene una cercanía física y anímica mayor. La gente escucha de otra manera las canciones. En un gran concierto con miles de personas a veces hay que instalar pantallas para proyectar las imágenes del escenario. Este planteamiento es diferente. Es un concierto un tanto más íntimo, la respuesta del público te llega antes y, a la vez, el público capta de una manera inmediata tu estado de ánimo, tu entrega, la ilusión que le pones, las ganas que le echas a la noche..., y se canta mucho mejor.

-¿Qué sensación le produce esa cercanía del público?

-Tengo la suerte de haber participado en grandes conciertos y, si me das a elegir, prefiero este formato. El otro tiene una parte muy, no sé cómo decirlo, impresionante. Impresiona mucho ver una masa rugiendo, miles de personas cantando y aplaudiendo. Pero también hay algo que se pierde: esa percepción más íntima. Con una capacidad media esto es más difícil que se pierda. Es que la cercanía ayuda, las miradas se cruzan, el gesto es perceptible, el estado de ánimo... Un formato como el que estamos trabajando ahora me parece muy bien, la verdad es que me siento muy cómodo.

-En las canciones de su último disco está patente su preocupación por el medio ambiente. Pero ¿tiene algún tipo de implicación o compromiso personal?

-No es que mi repertorio entero ni mi disco último vayan en esa dirección, pero sí que hay frases concretas y alguna indicación de esta inquietud mía. Soy miembro de diferentes grupos ecologistas y de una manera más participativa estoy en Adenex, Depana, GOB (el Grupo Ornitológico Balear) y en Greenpeace. Pago mi cuota y si de alguna manera puedo aportar algún grano de arena, lo hago. Yo estoy en la idea de la necesidad de un cambio cultural y en la manera de vivir. Tiene que llegar un momento en el que haya una revolución verde en serio, porque si no la cosa puede llegar a ser peligrosa. Lo dicen los científicos. Yo soy un ciudadano más que no mira a otro lado cuando leo sus informes y veo las noticias. Me preocupan. No podemos dejar a las generaciones próximas un legado de destrozos y problemas.

-¿Cómo se plantea el futuro?

-El futuro lo concibo siempre con cultura. Con libros, con pintura, con música. Lo concibo intentando seguir en la creación, rogando a los dioses que me envíen sus regalos en forma de canciones.

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