Cultura

La gran literatura del crimen

  • Siruela publica 'El cuerpo del delito', una antología de relatos policiacos clásicos de autores como Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Wilkie Collins, Arthur Conan Doyle y Jack London.

Como los temas del policiaco no pasan de moda y las cosas del crimen nunca pierden su atractivo, es un género siempre vigente. Tuvo su edad de oro y desde hace rato un nuevo auge al que ha colaborado notablemente la proyección de voces y modelos procedentes de algunas geografías que hasta entonces no habían elevado la voz. Pero conviene echar de vez en cuando un vistazo a los precursores y los pioneros, que en muchos casos preservan una excepcional capacidad de sorpresa. Así lo hace la editorial Siruela, que reúne 13 relatos policiacos clásicos (publicados entre 1834 y 1910) en El cuerpo del delito, seleccionados y traducidos por Juan Antonio Molina Foix a partir de un criterio principal: la calidad literaria.

"Últimamente he hecho varias antologías para Siruela y pensando en nuevos proyectos vimos la posibilidad de hacer una antología policiaca, un género del que se publica mucho últimamente, y apostamos por los relatos clásicos", explica Molina Foix, que en el proceso de selección aplicó un código personal ("cogí cuentos que me gustan bastante") pero con la idea de que las piezas reunidas fueran "significativas en el desarrollo del género" y "distintas entre sí". A nombres de gran fama como Edgar Allan Poe, Wilkie Collins, Arthur Conan Doyle y G. K. Chesterton el editor añadió figuras menos conocidas como la baronesa Orczy y Richard Austin Freeman, "que en su época sí fue muy conocido pero del que hoy en día no existen ediciones". Completan el elenco Nathaniel Hawthorne, Charles Dickens, Mark Twain, Oscar Wilde, Jack London, Maurice Leblanc y Jacques Futrelle.

Una variedad de voces y de posibilidades de acercamiento al género que no esconde alguna clave que cohesiona el conjunto. Por ejemplo, el humor, "que está presente en la mayoría de los relatos y que a mí me parece un elemento fundamental del policiaco".

Molina Foix quiso incluir "a autores que no son clásicos del género sino que lo utilizan alguna vez" como Dickens, del que se recoge Tres anécdotas de detectives, cuento con el que, apunta el especialista, "se inicia el proceso de creación del policía como héroe detectivesco". Por insolvencia de su padre, recuerda Molina Foix, el autor de Oliver Twist pasó la infancia con su familia en una prisión londinense: "Quizás por eso supo plasmar tan bien las penurias de la vida carcelaria y se interesó vivamente por el mundo del hampa, llegando a hacerse amigo de varios policías". De Wilde recupera un cuento "que no podía faltar en esta antología por su brillante y quebradizo esteticismo, El crimen de Lord Arthur Savile, virulenta sátira de la decadente alta sociedad victoriana, en la que con brillante y sutil ironía y amarga socarronería se plantea el tremendo dilema moral al que debe ajustarse el cínico aristócrata entre su futura felicidad y el inexorable destino al que está abocado". Twain está presente con un relato "escasamente difundido", El robo del elefante blanco, "irreverente parodia de los procedimientos que hacen la retórica del género y delirante guantazo cómico al mito del detective". London, que tampoco paseó mucho por estas orillas, ofrece "un insólito caso de asesinato impulsado por los celos" en La historia del hombre leopardo, que transcurre en un circo. Y es que el género policiaco "es como el fantástico: casi todos los autores lo han probado alguna vez, aunque no se dedicaran a él de lleno".

"Se suele considerar", explica el experto, "que Poe fue el que sentó las bases" de la literatura policiaca "con C. Auguste Dupin, pero hay antecedentes en lo que supone la atracción por el misterio, por la intriga y por la resolución de un enigma". Así se refleja en el primer cuento de El cuerpo del delito, La catástrofe de Mr. Higginbotham de Hawthorne, "que no es un relato policiaco en sí sino un antecedente" y que presenta lo que Carl van Doren llama "ingenuidades subidas de tono". En las décadas centrales del XIX "los autores empezaron a contar este tipo de historias y a partir de Poe, que en realidad no escribió mucho sobre estos temas y que es más conocido por sus cuentos fantásticos, se crean unos códigos que los escritores posteriores fueron siguiendo".

De Poe la antología propone Tú eres el hombre, pieza poco conocida publicada en 1844, "bastante inverosímil y cuya originalidad radica en que experimenta con la forma del cuento policial, combinando detective y narrador en un solo personaje y anticipando ingredientes que luego serán imprescindibles como el empleo de la balística, la preparación de pistas falsas o la circunstancia de que el culpable sea la persona más imprevisible". Conan Doyle, otro nombre principal, figura en la selección con La banda moteada (1892), historia corta de Sherlock Holmes "con ribetes góticos" en cuya gestación Molina Foix aprecia la influencia de Poe.

Borges, evoca el antólogo, definió la narrativa policial como "una de las pocas invenciones literarias de su época". El experto constata que la vigencia del género tiene que ver con "el interés que existe por resolver misterios, que es de todas las épocas, en cada una con diferentes manifestaciones: las de hoy en día tienen poco que ver con las primeras pero existen las mismas bases, el misterio, los sospechosos, las pruebas, las reglas que rigen la investigación policiaca".

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