La epigrafía es una disciplina cuyo estudio es muy minoritario. Sin embargo, la información que aportan los datos que se revelan de esta técnica "posee un valor histórico muy importante" y genera conocimientos que otras fuentes no disponen. Éstas fueron las palabras trasmitidas por Mª Antonia Martínez Núñez, profesora de la Universidad de Málaga, durante la conferencia que ayer ofreció en la Delegación Provincial de Cultura de la Junta.

La clase teórica, cuyo título era La epigrafía del califato andalusí, dentro del programa del curso de verano de Medina Azahara, permitió conocer una visión distinta de la ciudad califal a través de la epigrafía, ya que el objetivo, según Martínez Núñez, es "acercar a los alumnos a Medina Azahara desde las perspectivas más diversas". Para ello, la profesora realizó un recorrido por la evolución epigráfica sufrida durante el Califato omeya. Asimismo, destacó diversas particularidades de estos textos como son su llegada hasta nuestros días sin alteraciones en su contenido o la variedad de materiales en los que ha sido aplicada esta técnica.

Martínez Núñez, además, apuntó que las finalidades perseguidas por esta escritura epigráfica eran el deseo de establecer una lectura colectiva y manifestar el poder de las clases dominantes a través de una función propagandística. "La escritura árabe constituía la mejor forma de expresión de poder", señaló la docente.

En declaraciones a El Día la ponente, una de las mejores especialistas de nuestro país en epigrafía árabe, destacó que "hoy día somos pocos los que nos dedicamos a este estudio" y alabó la labor llevada a cabo por el ya desaparecido epigrafista cordobés Manuel Ocaña. Asimismo, durante el curso incidió sobre las innovaciones caligráficas ofrecidas por Medina Azahara en esta disciplina, destacando, no obstante, la singularidad que caracteriza la epigrafía de la ciudad califal como es su presencia reducida en relación a otros elementos decorativos, lo cual "no disminuye en nada el valor histórico y de ejecución de las piezas".