Nueve coreografías componen Homenaje a Mario Maya, espectáculo antológico que esta noche a las 21:00 abre en el Gran Teatro la tercera jornada del programa artístico del Festival de la Guitarra. Belén Maya, la hija del bailaor, protagoniza la obra junto a Diego Llori y Manuel Liñán.

-¿Cómo ha sido el proceso de puesta en marcha de la obra? ¿Qué va a encontrar el público que asista hoy al Gran Teatro?

-Fue una idea que tuve dos días después de la muerte de mi padre. Me desperté con ella. Su muerte fue tan inesperada y provocó una reacción tan grande en los artistas que pensé que ésta sería una forma bonita de que los artistas hiciesen su tributo de agradecimiento a él. En aquellos momentos la Fundación Mario Maya no estaba constituida, pero a partir de su puesta en marcha fue ella la que llevó adelante el proyecto, junto a la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Ha habido un trabajo conjunto entre la Agencia, la Fundación y los artistas para poner el espectáculo en pie. Empezamos a aportar ideas sobre posibles coreografías y pensamos en llamar a los artistas que habían trabajado con mi padre. Realmente, en este homenaje hay artistas de todas las etapas, desde la de Ay jondo y Camelamos hasta su última etapa, en la que volvió a hacer el Diálogo del Amargo en Granada, con Juan Andrés Maya. El público va a ver una muestra de sus mejores coreografías, bailadas por gente que estuvo en algún momento en su compañía.

-La magnitud de la huella de su padre en el baile flamenco contemporáneo es unánimemente reconocida. El adjetivo "revolucionario" es uno de los que más se utilizan para definir sus aportaciones.

-Hay una huella suya muy importante en el baile masculino. Y hay mujeres como Rafaela Carrasco, Isabel Bayón, Carmen Cortés o yo misma que hemos recibido de él, más que coreografías o pasos concretos, un concepto teatral del flamenco. La idea de que el flamenco necesita una puesta en escena, un vestuario, unas luces. Para él era muy importante lo que envolvía el flamenco. Él decía que los pasos no son tan importantes; lo crucial es lo que el artista quiere transmitir y la manera en que rodea el baile. Por eso siempre llevaba músicos muy buenos y cuidaba tanto las luces y la puesta en escena. Y eso se ha transmitido a nosotras. Rafaela Carrasco aplica este concepto de flamenco teatral en su compañía.

-Una propuesta de integración estética que abre nuevos horizontes para el baile flamenco.

-Él era muy reivindicativo a la hora de afirmar que el flamenco no es un arte menor, no es un arte para señoritos ni para gente inculta. Cuando él llegaba a un teatro hablaba con los técnicos, con el director, con todo el equipo, ya fuese en Nueva York o en un pueblo pequeño. Se consideraba un hombre de teatro y llevó este mundo al flamenco y a los gitanos. La culturización de lo flamenco era la apuesta de Mario Maya y eso afectó a toda la gente que trabajaba con él.

-¿Cómo marcha la Fundación?.

-Ha sido el primer proyecto que hemos puesto en pie en el proceso de puesta en valor de su legado. El siguiente es la creación de un centro coreográfico. Éste era su gran proyecto; estuvo pensando en él hasta su muerte. En principio la sede iba a ser Carmona, pero no pudo ser. Estamos buscando otro lugar. Una opción fue Granada pero tampoco salió. Este proyecto se tiene que hacer porque hace falta un centro coreográfico en el que se enseñe música, manejo de las luces, puesta en escena. No es una academia de flamenco sino un centro integral en el que se formará al artista flamenco en todos los ámbitos. Es un proyecto primordial para la Fundación pero hay que encontrar una sede adecuada. En Andalucía.

-A raíz de su muerte, las tres ciudades de su vida, Córdoba, Granada y Sevilla, lo han reivindicado y arropado. Incluso han rivalizado para acoger su sede. Un afecto compartido que será muy estimulante para ustedes.

-Cuando planteamos el homenaje pensamos en hacer sólo una función. Pero rápidamente decidimos que no podía ser así, que el espectáculo tenía que llegar a Córdoba y Granada porque eran vitales para él. Al final se ha hecho en cuatro ciudades -las otras dos son Jerez y Sevilla-. Para la sede del centro, como ya he dicho, nos ofrecieron La Chumbera en Granada, pero el proyecto no ha salido adelante. Ha sido una gran desilusión porque ya prácticamente estábamos dentro, incluso teníamos el acuerdo con el Ayuntamiento. Realmente, todas estas ciudades son importantes. Iremos a la que tenga un sitio para nosotros.