Aurora García (Madrid, 1986) es la voz de Aurora & The Betrayers, grupo nacido en 2013 que ha publicado los discos Shadows go away y el reciente Vudú. A partir del rock y el soul, la banda desarrolla una propuesta musical que ha recibido elogios de la crítica. Mañana actúa (apertura de puertas a las 22:00) en la sala Ambigú Axerquía, en el marco del ciclo Budweiser Live Circuit.

-¿Cómo surge el grupo y cómo ha sido su evolución?

-Surge casi accidentalmente. Los ahora Betrayers (miembros de Sietepulgadas Records) me llamaron para grabar un par de canciones con ellos (lo hacían habitualmente con otros artistas para sacar singles con su sello) y grabamos dos ideas. Poco después, por diferencias profesionales, dejé mi anterior banda y Sietepulgadas y yo decidimos probar a hacer algo juntos. Partimos de esas dos ideas que grabamos anteriormente y seguimos componiendo con la idea de grabar un disco con el nombre de un proyecto nuevo (Aurora & The Betrayers). Ya que nos embarcábamos en una aventura nueva, decidimos hacerlo a lo grande con todos los riesgos que ello conllevaba. Fue curiosamente amor a primera vista. Nos entendimos a la perfección para grabar el primer disco, y rodando y conociéndonos más hemos sido capaces de empezar a encontrar más personalidad en nuestras canciones con la única premisa de no ponernos límites de estilo. Estamos en constante evolución. Consideramos que acabamos de empezar y que nos queda muchísimo por explorar. El camino de la búsqueda artística es duro, confuso y a veces sientes muchas dudas, pero al mismo tiempo te hace aprender a pasos agigantados.

-¿Cuál es la base estética o conceptual del grupo?

-Hay varios pilares estilísticos más que estéticos que son parte de nosotros como el soul y el rock, pero nunca sabemos dónde vamos a llegar a parar. Las canciones nos van dando la respuesta de todo lo que viene después y se forjan sobre la marcha. Es lo más interesante de nuestro trabajo.

-¿Cómo definen las diferencias que hay entre los dos discos?

-Hay bastantes. Aunque las columnas vertebrales de nuestras influencias están ahí, ya podemos decir que estamos aprendiendo a saber cómo pensamos y sentimos los unos y los otros para que nuestras canciones evolucionen a lugares donde haya un punto de encuentro en común. El primero fue más orgánico y ortodoxo aunque ya había sonido betrayer. Para el segundo ha habido más riesgo, más influencias y mucha más búsqueda.

-¿Hay proyecto para un nuevo disco?

-Ya estamos pensando en él y con muchas ideas sobre la mesa, aunque no nos despedimos de Vudú. En 2017 seguiremos girando con este disco, que todavía hay que mimarlo mucho.

-¿Cómo ven la escena musical en España?

-Afortunadamente no dejan de crecer las propuestas de bandas, festivales..., y eso es muy bueno. Además, vamos comprobando que hay mucho público que no deja de ir a consumir música en directo y eso es un signo muy bueno para este país. Pero seguimos estando un poco divididos por patrones, tópicos, modas, etcétera. Falta más apuesta por buenas bandas que hacen muy buena música y sobra algo de música comercial sin contenido. El relevo generacional es casi inexistente. La mayoría de la gente joven no escucha, solo oye música mainstream que nos enchufan con embudo para engordarnos el hígado como a los patos [risas]. Cuando escucho lo que escuchan ahora los chavales no doy crédito.

-¿Cambia el sonido del grupo en directo respecto a los discos?

-Si, es inevitable. Conservar la calidad del sonido de estudio es una tarea casi imposible, pero intentamos respetarlo bastante según las canciones. La energía del directo también te da otras cosas.

-¿Cómo será el concierto del viernes en Córdoba?

-Hay que verlo en directo. Solo así se puede explicar.