Cultura

Aquel Trovar rescata canciones de la vieja Europa en su nuevo disco-libro

  • El grupo cordobés incluye 21 temas del Renacimiento, cantados en ocho idiomas y representativos de sus países

  • El trabajo se presentará el próximo día 26 en Bodegas Campos

Los componentes de Aquel Trovar, en una imagen promocional de su trabajo.

Los componentes de Aquel Trovar, en una imagen promocional de su trabajo. / el día

El grupo cordobés Aquel Trovar rescata canciones de la vieja Europa en su nuevo trabajo, un disco-libro grabado el pasado mes de agosto en la iglesia de Santa Eufemia de Cozollos (Olmos de Ojeda, Palencia) en el que incluye 21 temas de los siglos XV y XVI. La presentación será el próximo día 26 en Bodegas Campos y en ella interpretarán seis de las piezas.

Hace unos diez meses que la formación -compuesta por los instrumentistas Antonio Torralba, José Ignacio Fernández y Daniel Sáez Conde y la soprano Delia Agúndez- comenzó su andadura y desde entonces llevan trabajando este repertorio; canciones del Renacimiento con la característica común de que son representativas de cada país en su época. La idea es "mostrar cómo a pesar de que las canciones están en diferentes idiomas, el estilo musical era internacional porque los compositores trabajaban en cortes distintas e iban de una a otra", indica Antonio Torralba. Es decir, la tesis que mantienen es que "un símbolo de la primera unión de Europa pudo estar en la música, que era un estilo común a pesar de que luego hubiera muchas diferencias políticas entre países".

La idea es mostrar que un símbolo de la primera unión de Europa pudo estar en la música

Así, Aquel Trovar destaca en este disco-libro el lenguaje común que la cultura, y en especial la música, tuvieron en Europa antes de que los gobernantes pactaran o ensayaran la unión de sus países a través de acuerdos y tratados. Castellano, inglés, francés, flamenco, portugués o alemán "entonaban, paradójicamente, una lengua musical relativamente común", indica el grupo en su libreto. Así, destaca que "por deseo de aventura y conocimiento, pero también y sobre todo como aves en busca de alimento, muchos músicos del Renacimiento viajaban de un lado para otro intentando mejorar de mecenas o patrón".

El núcleo principal de las piezas y aires instrumentales de Canciones de la Vieja Europa -que incluye temas en ocho idiomas- es "reflejo de los intensos contactos migratorios que muestran los cancioneros, los tratados de danza, los libros de tecla, arpa, guitarra, laúd o vihuela".

En este sentido, las piezas del disco "han sido seleccionadas por dar cuenta de avatares viajeros a través de tiempos y espacios, pero también por su capacidad de ser ventanas abiertas". Aquel Trovar abre este disco con el tema Pámpano verde, de Francisco de la Torre; al que siguen ¡Ay, Santa María! y Tú gitana que adevinas, ambos de autores anónimos. Recuerde el alma dormida, atribuida a L. Venegas de Henestrosa; Na fomte está Lianor, también de anónimo; Gagliarda, de Bálint Bakfark; A Robyn, gentyl Robyn, de William Cornysh; Mille regretz (Pavana y canción), de Tielman Susato y Josquin Des Pres; Hör an mein klag, de Heinrich Isaac; Spagnoletta y Cascarda, de Fabritio Caroso; y Ruggier qual sempre fui, de Enríquez de Varderrábano, son algunas de las 21 canciones recuperadas por el grupo cordobés en este disco.

Torralba manifiesta que, por una parte, hay piezas conocidas dentro del repertorio de la música antigua y "en ellas intentamos aportar nuevas versiones". Otras son "muy desconocidas, casi inéditas, como algunas de las españolas". En este apartado se incluye Pámpano verde, de Francisco de la Torre; un tema del cancionero de palacio que prácticamente no se ha grabado nunca, al igual que ¡Ay, Santa María! A eso hay que añadir temas que son muy conocidos en su país (han tenido vida más allá de la época de composición) pero fuera de él no, como la nana polaca que se incluye en este disco-libro o la portuguesa Na fomte está Lianor.

Por otro lado, Torralba explica que algunas de las piezas han pasado a formar parte del folclore de sus países, como The three ravens, de Thomas Ravenscroft; "una de las más curiosas del disco porque cuenta la historia de unos cuervos que van a comerse a un caballero que está en el campo de batalla y cómo lo salva su amada". De esta forma, cada canción cuenta una historia muy representativa del ambiente cultural de su nación, pero con el nexo de que el estilo es muy parecido en todas ellas.

Durante los diez meses que el grupo lleva en marcha ha habido un trabajo intenso de búsqueda de "cuáles eran las piezas más representativas, sin caer en los tópicos". En esa línea, Torralba aclara que los dos criterios de selección han sido que la canción hubiera tenido mucha difusión en su época de unos países a otros, como Come again, de John Dowland, que fue compuesta en Inglaterra pero se la conocía en otros muchos países de Europa; o Mille regretz, de Tielman Susato y Josquin Des Pres, un tema "en francés pero que era favorito del emperador Carlos V hasta el punto de que Narváez, un vihuelista de la época, la recoge en un libro suyo bajo el título de Canción del emperador".

El otro criterio es que la pieza, de alguna manera, "fuera muy emblemática del sitio o bien porque hubiera tenido conexiones con el folclore, como Pámpano verde, una canción de brujas que ha tenido mucha pervivencia aunque con otra música; o como Na fomte está Lianor, glosada por poetas portugueses".

Además, detrás de cada tema hay un trabajo intenso con la intención de que "se conviertan en algo muy familiar para nosotros y a la hora de tocarlo no sea sólo leer la partitura, sino que la tengamos muy interiorizada", concluye Torralba.

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