Cultura

Sonata del caminante

Pocas veces una pieza musical adquiere tanto protagonismo en un concierto. La Sonata del caminante de Leo Brouwer sonó por primera vez en la guitarra de Odair Assad la pasada noche, en el segundo recital del ciclo Los Clásicos. Sirvió para abrir y también para cerrar el programa, algo insólito, pero justificado al tratarse del estreno mundial de una nueva composición de Leo Brouwer, el compositor para guitarra más importante de la segunda mitad del siglo XX. El maestro cubano, presente en la sala, se fundió en un abrazo con el genial guitarrista brasileño al final de su interpretación.

La Sonata del caminante es una obra fascinante; quizás la más ambiciosa de entre las últimas composiciones del maestro para guitarra sola. En ella encontramos las habituales citas de obras anteriores, como algún guiño a sus estudios simples, en una pieza de ambientación brasileña, efusión de color y ritmo, que Assad, a quien está dedicada la partitura, interpretó con frescura, fuerza y desenfado. Pero no todo en la nueva sonata de Brouwer es luz centelleante, también hay momentos para la meditación y el recogimiento. En este sentido es especialmente hermosa, por poética, la evocación del tema lírico de su Concierto de La Habana, que nos recuerda también el arranque de "Amor, yo he de enseñarte el camino" de sus Canciones amatorias.

Entre las dos interpretaciones de la sonata, Odair Assad hizo un emotivo recorrido por la música iberoamericana para guitarra: Lauro, Villa-Lobos, Gismonti y Barrios, si bien intercaló dos bagatelas del británico William Walton; dos piezas que no desentonaron en el estilo general del recital, por ser una de ellas de evocación cubana. En todas, Assad hizo gala de su estilo de intérprete comunicativo, enfatizando los aspectos de articulación y ritmo. Quizás echamos en falta el hermoso sonido al que nos tiene acostumbrados y, en especial, la riqueza de timbres. Algo a lo que no contribuyeron ni la guitarra que utilizó ni la sala ni, aún menos, la amplificación, a todas luces muy deficiente.

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