Cultura

El Reina Sofía dedica una muestra al movimiento de la fotografía obrera

  • Más de mil piezas componen la exposición entre instantáneas, carteles, libros y revistas

La exposición que el Museo Reina Sofía dedica al movimiento de la fotografía obrera, de 1926 a 1939, reconstruye una historia poética de la desposesión ciudadana, anónima y caracterizada por su precariedad. Se trata de la primera exposición que afronta este tema en un museo de arte contemporáneo de forma tan exhaustiva, ya que en ella se pueden contemplar más de mil piezas, entre fotografías, revistas, libros y películas.

Esta muestra era una asignatura pendiente de la historia de la fotografía y, por tanto, de la historia del arte moderno, y con ella se pretende reconocer el movimiento de la fotografía obrera como promotor de una nueva visión con respecto al relato canónico.

El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja Villel, recordó el papel fundamental que tuvo en el nacimiento del movimiento de la fotografía obrera la convocatoria realizada por la revista alemana AIZ en el año 1926, invitando a reporteros aficionados a que retrataran las condiciones objetivas del trabajo industrial. "Esta convocatoria implicaba un cambio de paradigma estético y se desarrolló en busca de un arte objetivo, descriptivo, de carácter periodístico, de ahí la importancia que tuvieron en esta época las revistas", comentó el director, para quien la voluntad fue "reflejar una realidad, una realidad dura hecha con luz dura y sin compasión".

La fotografía obrera tenía un sentido utilitario. Por una parte, reflejar esa realidad dura y, a la vez, despertar conciencias de cara al cambio social. Autores anónimos junto a fotógrafos fundamentales del siglo XX reconstruyen la historia reflejada en una exposición en la que se ha logrado reunir un número excepcional de obras "que permiten situar en el centro un movimiento ignorado y que centra las bases para otra historia, otro relato de la fotografía moderna", según el comisario, Jorge Ribalta.

La primera parte de la muestra aborda los años 1926 y 1932 en Alemania y la Unión Soviética, en los que, a raíz del concurso convocado por AIZ, nacieron la revista Der Arbeiter-Fotograf y el movimiento de la Arbeiterfotografie, la fotografía de los trabajadores. En esta sección se pueden contemplar obras de Eugen Heilig, John Heartfield, Erich Rinka, Ernst Thormann, Walter Ballhause o Max Alpert.

El segundo bloque de la exposición muestra la expansión del movimiento por el centro y norte de Europa y Norteamérica durante la primera mitad de los años treinta, mientras que como cierre exhibe las experiencias en el Frente Popular e incluye documentación de la Guerra Civil española.

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