Cultura

Recuperan el Retablo Mayor de la iglesia del Carmen de Montoro

  • La consejera de Cultura presentó ayer los resultados de la intervención en el retablo tardobarroco atribuido al círculo del maestro Cayetano de Acosta

La consejera de Cultura, Rosa Torres, presentó ayer en Montoro la conclusión de los trabajos de restauración del Retablo Mayor de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, una joya de la retablística tardobarroca o rococó, fechada hacia 1770 y atribuida al círculo del maestro Cayetano de Acosta (Portugal, 1711-Sevilla, 1780).

La Consejería de Cultura ha invertido en la recuperación de esta obra, que se inició en octubre del pasado año, 274.652 euros. El programa iconográfico hace exaltación de la Orden del Carmen, aunque la exclaustración, la conversión de la iglesia conventual en parroquia, la Guerra Civil y otras adversidades han motivado que parte de su imaginería haya desaparecido o se encontrara situada en un lugar inadecuado.

La parte más degradada del retablo era el ático, en el que antiguas filtraciones de la cubierta de la iglesia habían provocado grandes pérdidas de dorado y molduras, así como desensamblajes y deformaciones de la estructura de madera.

En el resto del conjunto, también se presentaban faltas de pequeñas piezas talladas, lagunas de dorado y, en general, una superficie ennegrecida debido a depósitos de polvo, suciedad y oxidación. La imaginería padecía los mismos daños y, además, parte de ella estaba descontextualizada de su ubicación respecto a su simbología.

De todo el conjunto original, sólo se conservan los bustos de las santas carmelitas, las figurillas de Santa Teresa y Santo Tomás de Aquino y la imagen de San Juan de la Cruz. El resto es obra moderna, salvo el Cristo de las Penas, que ha sido enclavado en el espacio del antiguo manifestador o templete. Este crucificado fue adquirido hacia 1736 y tuvo retablo propio en la nave del Evangelio de la iglesia.

Por otro lado, las numerosas transformaciones sufridas para paliar los daños estéticos ocasionados por las pérdidas escultóricas y volumétricas provocaron desperfectos mayores, que se tradujeron en gruesas capas de purpurina sobre una policromía craquelada y con una grave problemática de exfoliación.

La actual restauración ha buscado así restituir las obras a su emplazamiento primitivo y recuperar este legado histórico, artístico y religioso de Montoro, localidad donde se fundó el primer convento andaluz bajo el nombre de San Juan de la Cruz. El objetivo ha sido de este modo devolver al retablo su aire original, respetando el paso del tiempo, eliminado los añadidos e interviniendo lo menos posible con la intención de preservar la obra y frenar el deterioro

En la arquitectura del retablo se han reforzado las uniones y ensamblajes, y se ha instalado un acceso por la trasera de la obra para subir al ático. También se ha procedido a la limpieza para retirar la suciedad y los repintes añadidos, a la fijación del dorado y a la reposición de piezas nuevas, entre otras intervenciones.

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