El Gran Teatro acogerá del 20 al 23 de abril siete funciones del musical Priscilla, de cuyo reparto forma parte Carlos J. Benito, actor que ha participado en otras producciones como Sonrisas y lágrimas y Hoy no me puedo levantar. Una cita con éxitos de la música disco.

-¿Qué ofrece Priscilla de novedoso o de distinto respecto a otros musicales?

-Priscilla es un musical novedoso en muchísimos aspectos. Lo más importante es que ofrecemos un producto que te cambia totalmente el estado de ánimo. Tú entras de una forma y sales de otra. Hablamos de unos valores universales y muy convincentes: el amor, la amistad, la tolerancia, el respeto... Y todo esto, ayudados por los mayores éxitos de la música internacional. Parte de estas canciones está en su idioma original y otra parte se ha traducido al castellano para que se entienda, porque las canciones no están para adornar el musical sino que forman parte de la dramaturgia. La gente va a encontrar en Priscilla un vestuario espectacular, premiado internacionalmente y que es el original: traemos los vestuarios de Londres, el autobús... Todo es maravilloso, incluido el elenco, somos 40 en escena a partir de un casting alucinante.

-¿Cómo es el espectáculo escenográficamente?

-Esto es una adaptación de la película y hay cosas difíciles de adaptar como el desierto australiano: ¿cómo metes eso en un escenario? O incluso el autobús del viaje. Pues está resuelto maravillosamente, como podrán ver dentro de dos semanas, con unos paneles que simulan el desierto... (no voy a desvelar todo) y un autobús maravilloso y real, la última tecnología. Una escenografía absolutamente práctica y muy lograda.

-¿Cómo fue el proceso de preparación del montaje?

-Lo que ven los espectadores parte de dos fases: la primera fue la de creación de los personajes y el show y la segunda es la de moverlo para que la gente conozca esta historia. La fase de creación es la más difícil: echamos muchas horas y hay que crear desde cero. Los actores trabajamos con las emociones, hay que llegar a los personajes, escuchar al director, que te da las notas para ello... Son procesos muy complicados pero muy enriquecedores para los artistas a todos los niveles. Estuvimos un mes montándolo y aquí tenemos el resultado, triunfando por toda España.

-¿Cómo está resultando la gira?

-Estuvimos dos temporadas en Madrid, con más de 400.000 espectadores, y después salimos de gira y estamos teniendo mucha suerte, con buenas críticas, teatros llenos... Pero es que lo que contamos está tan bien contado y arropado por gente tan maravillosa que tiene que funcionar.

-Un espectáculo de estas características, ¿qué exigencias le plantea al actor?

-Todas. Siempre lo digo: somos atletas. Hay que tener una preparación más allá de lo sencillo: el cuerpo perfectamente controlado, la voz cuidada y trabajada, a nivel interpretativo tenemos que estar constantemente formándonos para estar donde tenemos que estar, con la energía correcta... La preparación es esta: no parar, como atletas, y cuidarnos a todos los niveles. El cuerpo tiene que estar preparado para aguantar tantas funciones, a veces dos por día, nueve horas con tacones, vestuarios que pesan mucho, tocados, gorros... Y llevamos tres años así. Si el cuerpo no está preparado, no rinde.

-Usted ha participado en varios musicales. ¿Qué momento atraviesa este género en España?

-Poco a poco se le va dando importancia. Este género empezó hace muchos años, lo que pasa es que no se le ha dado importancia, se veía como un teatro de tercera. Según va pasando el tiempo, la gente va teniendo más referencias internacionales y más cultura musical. Esto hace que las producciones sean cada vez mejores, que los productores apuesten más por este género y que la gente se prepare cada vez más. El público ya ve el teatro musical como un género con el que le apetece estar en contacto. Nosotros esto lo vemos tanto cuando estamos fijos en una ciudad como cuando vamos de gira.