Cultura

Los Premios del Cine Europeo sucumben al humor de 'The Square'

  • El filme de Ruben Östlund logra seis galardones

  • La entrega de 2018 se celebrará en Sevilla

Ruben Östlund posa con tres de los galardones de 'The Square'.

Ruben Östlund posa con tres de los galardones de 'The Square'. / HAYOUNG JEON / EFE

The Square,el largometraje que consagró a Ruben Östlund en el último Festival de Cannes, donde consiguió la Palma de Oro, sigue deparando alegrías al realizador sueco. La sátira con la que el cineasta se aproxima al mundo del arte se impuso ayer en los Premios del Cine Europeo en las categorías de mejor película, comedia, director, actor (Claes Bang), guión y diseño de producción.

Östlund, "terriblemente contento" por los galardones, celebró la gala como "gran espectáculo", no sólo por habérselo llevado "todo", dijo, sino por haber experimentado un sentimiento de "comunidad". "Me siento algo avergonzado, no sé si merecíamos tanto", dijo al recibir el reconocimiento a la mejor película.

Ni Verano 1993, candidata al descubrimiento del año, ni el documental La Chana pudieron materializar sus candidaturas en la ceremonia celebrada en Berlín, en la que sí fue elegido como mejor corto Timecode, de Juanjo Giménez, nominado al Oscar.

En la velada, en la que se concedieron premios honoríficos a la actriz Julie Delpy y al director Alexander Sokurov, el nuevo proyecto de Östlund apenas dejó hueco en el palmarés para la que parecía su rival más fuerte, que partía con cuatro nominaciones, En cuerpo y alma, de la húngara Ildikó Enyedi. La ganadora del Oso de Oro en la pasada Berlinale tuvo que conformarse con el premio a la mejor actriz, Alexandra Borbély, que venció en un apartado en el que competía con pesos pesados como Juliette Binoche e Isabelle Huppert y que recogió emocionada e incrédula su premio.

The Square, candidata de Suecia al Oscar y clara favorita para la temporada de premios que ahora arranca en la categoría de película extranjera, barrió en una noche en la que la Academia europea no dedicó atenciones a otras seleccionadas como El sacrificio de un ciervo sagrado, del griego Yorgos Lanthimos; El otro lado de la esperanza, del finlandés Aki Kaurismäki, o Frantz del francés François Ozon. Sin amor, del ruso Andrey Zvyagintsev, fue reconocida por su fotografía y por la música, pero se trataba de galardones que ya habían sido anunciados previamente, como es el caso del mejor montador (Robin Campillo, por 120 pulsaciones por minuto, otro de los títulos más destacados del año), y Oriol Tarragó, mejor sonido por la española Un monstruo viene a verme, de J. A. Bayona.

Pese a que obtuvo la distinción a la mejor ópera prima en la Berlinale, Verano 1993 no pudo hacerse con el triunfo frente a Lady Macbeth, la escogida para el Premio Descubrimiento Europeo, mientras que el documental La Chana perdió frente a la cinta polaca Communion, de Anna Zamecka.

Además, otros trabajos que sí corrieron mejor fortuna en la ceremonia de ayer fueron Loving Vincent, distinguida como la mejor película de animación, y Stefan Zweig: Adiós a Europa, merecedora delPremio del Público.

El director de la Academia del Cine Europeo (EFA), el cineasta alemán Wim Wenders, aludió durante la gala a "un viejo monstruo que creíamos enterrado, llamado nacionalismo". Se preguntó qué es lo que está yendo mal para qué vuelva a estar presente "la peor y más vieja enfermedad" de Europa. El director de Paris, Texas y Cielo sobre Berlín recordó que Europa está construida sobre "gloriosas ideas de lo que somos como seres sociales y culturales".

La capital alemana le pasa ahora el testigo a Sevilla, donde se celebrará la entrega de distinciones de la European Film Academy (EFA) en diciembre de 2018.

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