Cultura

Pepe EspaliúEl hombre y sus máscaras, el mundo y sus jaulas

No estridente sino silenciosa, no evidente sino sutil, inteligente y compleja "porque compleja es la existencia humana". Así es la obra de Pepe Espaliú, que escarba en "los deseos, las quieras, las necesidades" del hombre. El cordobés es el protagonista de la nueva exposición del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), inaugurada ayer, integrada por 75 piezas y que puede visitarse hasta el 3 de septiembre. Una obra llena de "capas, pliegues, ambigüedades" y que se mantiene vigente en su conjugación de sentido poético y simbólico y compromiso político y social, como subrayó el comisario de la muestra, José Miguel G. Cortés.

Procedente del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), Círculo íntimo: el mundo de Pepe Espaliú "hace justicia" a uno de los creadores españoles de las últimas décadas "más reconocidos internacionalmente", según la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, que destacó "el talento y la valentía" de un artista que "no calló: habló" para "reivindicar los derechos de los homosexuales" y "dar visibilidad a los enfermos de sida". Y que mantuvo "la loca confianza en el quehacer artístico" y "la ficción de pensar que podemos cambiar el mundo".

"Con el paso de los años su obra no ha perdido importancia, al contrario, ha ganado consistencia y solidez", indicó Cortés, que subrayó "la contundencia y la importancia" que este legado tiene "para el arte español". "Más que presentadas, las cosas en el arte de Espaliú están sugeridas; sobre todo hay una presencia ausente del cuerpo humano, nunca llegamos a verlo pero está constantemente presente, y esto nos habla de un cuerpo lleno de deseo, de quimera, de elementos que se refieren a la complejidad de la existencia y de una existencia dolorosa, dual, disociada, alterada", explicó el comisario.

La exposición tiene un prólogo con obras de artistas españoles y extranjeros como Joan Brossa, Louise Bourgeois, Marcel Duchamp, Cristino de Vera, Gina Pane, Julio Romero de Torres y Robert Mapplethorpe, que fueron de gran importancia para Espaliú. En el resto de las salas se tratan los aspectos más significativos de una obra de gran riqueza semántica, tomando como eje el concepto de círculo, un elemento profundamente relacionado con el constante renacer, con un continuo dar vueltas que apela a los aspectos más íntimos del ser humano, unido a la muerte y la vida entendidos no como dos aspectos antagónicos sino como un todo que conforma la existencia. Las obras proceden del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, el Centro de Arte Pepe Espaliú de Córdoba, la Fundación Coca Cola, la Fundación La Caixa, la Fundación Caja Mediterráneo y la Galería Pepe Cobo, así como de colecciones particulares.

Manuel González Espaliú, hermano del artista, destacó el hecho de que la muestra integre también textos que reflejan su pensamiento y su actitud ante la creación.

Después de la introducción el visitante accede a un ámbito presidido por máscaras, óvalos y caparazones, elementos que en la obra de Espaliú adquieren un carácter poético y hablan del vacío, de la ausencia, de ese estar y no estar en el mundo. El artista hace referencia a una identidad resbaladiza que no se deja poseer. Los caparazones son estructuras metafóricas que protegen y aíslan de un mundo que nunca llegó a ser plenamente el suyo.

El siguiente apartado, centrado en la herida física y la psicológica y la posibilidad de su sutura, está protagonizado por el vídeo de la acción El nido (1993), presentada en la localidad holandesa de Arnhem y en la que, subido a una plataforma construida en lo alto de un árbol, el cordobés daba vueltas al tiempo que se desnudaba y dejaba caer su ropa en el suelo a modo de construcción de un cobijo simbólico. Entre estas obras creadas al final de su vida figuran también las muletas, elementos que sostienen y sustituyen lo que falta.

La exposición incluye uno de los trabajos más reconocidos de Espaliú, Carrying, que se materializa en esculturas en forma de palanquines de hierro y sillas cubiertas por una caja cerrada y acciones relacionadas con el acto de transportar. Tras la visita a un museo de carruajes, Espaliú planteó un carruaje casi funerario como metáfora del enfermo al que la sociedad no quiere oír ni tocar. En esta sección se proyecta el conocido vídeo de la acción Carrying que realizó dos veces, en San Sebastián en septiembre de 1992 y meses después en Madrid. En esta performance, Espaliú recorrió las calles de la ciudad vasca transportado en brazos por sus amigos, desde la sede del festival de cine hasta el Ayuntamiento. La importancia de esta acción, subrayó el comisario, está en el simbolismo: Espaliú va descalzo, como si los enfermos de sida no formaran parte de este mundo.

La última sala de la exposición muestra la obra Sin título (Tres jaulas), realizada cuando al artista le quedan pocos meses de vida, en la que hace referencia al cuerpo como espacio hueco y como envoltorio que aprisiona, en un juego lingüístico que alude a la identidad, la corporeidad, la relación con el otro y la sexualidad.

Espaliú nació en Córdoba en octubre de 1955. En 1974 se trasladó a Barcelona para estudiar en las facultades de Filosofía y de Geografía e Historia. También asistió a las clases de la Escuela Massana y entró a formar parte de diversos colectivos artísticos de esta ciudad, desarrollando exposiciones y performances de temática conceptual. Más tarde se trasladó a París, donde bajo la influencia del movimiento Figuration Libre, volvió a la práctica de la pintura.

En 1983 se integró en el grupo que, desde Sevilla, editó la revista Figura (1983-1986), y a partir de la exposición colectiva Sevilla: Ohne title (La Máquina Española, 1986) pasó a formar parte de los artistas de esta galería sevillana, dando comienzo una nueva aventura, corta en tiempo pero densa en resultados artísticos.

En 1986 volvió a Sevilla, donde inició un ciclo de pinturas con fuerte connotación simbólica (mediante imágenes de ojos, espinas, jeringuillas, cruces gamadas…) y colores oscuros. Dos años después se trasladó a Madrid y este cambio vino a coincidir con su abandono de la pintura y su dedicación plena al dibujo, la obra sobre papel y la escultura. Aunque su temática estuvo siempre marcada por intensas referencias personales, como los discursos sobre la identidad, los conflictos con su naturaleza homosexual y un sentido sadomasoquista del placer, será a partir de este momento cuando estas percepciones y símbolos se manifiesten de forma más evidente e insistan obsesivamente sobre lo prohibido, lo velado y lo diferente. Así se aprecia en varias series realizadas a lo largo de 1988. Las dos últimas iniciarán sus trabajos escultóricos.

En 1990, y mientras residía en Nueva York, tuvo conocimiento de que había contraído el sida. Intentando distanciarse de la enfermedad se desplazó a México, pero decidió volver a España e implicarse en la acción social a favor de estos enfermos. Es el momento del Carrying, las jaulas ensambladas y las diferentes variaciones realizadas con muletas, que cerrarán su ciclo creativo. Murió en Córdoba el 2 de noviembre de 1993.

La exposición se completa con un programa de actividades que incluye coloquios, acciones artísticas, talleres y visitas guiadas. El catálogo cuenta con textos de José Miguel G. Cortés, Jesús Alcaide y Juan Vicente Aliaga.

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