Cultura

Las obras del Gran Teatro sacan a la luz el aljibe del convento de San Martín

  • La cisterna abastecía de agua a la residencia y el huerto de las religiosas, cuyo terreno llegaba desde la calle Concepción hasta San Hipólito, manzana donde se ubica el coliseo

Fachada del Gran Teatro, en la manzana donde se ubicaba el antiguo convento de San Martín.

Fachada del Gran Teatro, en la manzana donde se ubicaba el antiguo convento de San Martín. / el día

Las obras de adaptación del Gran Teatro han sacado a la luz un aljibe que abastecía de agua al antiguo convento de San Martín, que se extendía a lo largo del bulevar del Gran Capitán desde la intersección de lo que actualmente es la calle Concepción hasta San Hipólito, manzana donde se ubica el coliseo.

El hallazgo se ha producido cerca de una de las puertas de entrada al edificio. Según las fuentes consultadas por el Día, el aljibe está cubierto por una bóveda, es grande y su agua es transparente, limpia. Su descubrimiento no va a interferir en las obras de adaptación del coliseo y se está estudiando si se podrá incorporar al proyecto para que, de alguna manera, quede a la vista. En este punto, uno de los inconvenientes es que la humedad se pueda filtrar, por lo que sería inviable.

El depósito está cubierto por una bóveda y por él fluye agua transparente

En un principio los técnicos pensaron en explorar su interior, sin embargo el acceso es complicado debido a que la entrada es estrecha para luego ensancharse más abajo. Como alternativa, han utilizado cámaras acuáticas que han grabado lo que hay en el interior de esta cisterna.

El convento de San Martín se alzó sobre lo que era el Palacio de los Marqueses de Comares. "Dicen que estaba rodeado de vistosas almenas y que en su interior era magnífico y construido con el gusto que reinó después de la conquista", describe Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba. Los marqueses de Comares se marcharon de Córdoba y el palacio quedó deshabitado, transformándose casi en ruinas, hasta que se convirtió en convento de San Martín en 1635.

Esta residencia de religiosas tenía un gran patio de entrada con dos puertas, "una a la misma calle de San Martín, que corría desde la esquina de la del Conde Gondomar hasta la del Huerto de los Limones, conociéndose antes por la calle Sola, en razón de no tener ni una casa, y la otra puerta daba frente a la parroquia de San Nicolás: poco mas allá y formando esquina a la calle de la Paciencia (José Zorrilla), tenían un mirador", señalan los Paseos por Córdoba.

En 1836, en virtud de una orden para suprimir algunos conventos, se incluyó el de San Martín, cuyas monjas se repartieron entre otras residencias. La casa permaneció cerrada cuatro años, hasta que el Ayuntamiento pidió el terreno para derribarla y hacer un paseo en ese solar. Esto se produjo entre 1840 y 1843.

Años después el arquitecto Pedro Nolasco Meléndez proyectó la apertura de lo que entonces era la calle Gran Capitán hasta Los Tejares. En 1869, el banquero Pedro López retomó un proyecto abandonado por falta de recursos económicos: la construcción de un coliseo en el bulevar del Gran Capitán. El Gran Teatro abrió sus puertas por primera vez el 13 de abril de 1873. Tras un cierre y una remodelación, el 20 de mayo de 1986 volvió a estar en activo.

El edificio se enfrenta ahora a otra gran obra, en este caso para hacerlo más accesible a las personas con movilidad reducida y mejorar su protección contra incendios. Cerró el pasado mes de diciembre para llevar a cabo la segunda fase de las obras, que cuentan con un presupuesto total de 325.000 euros.

Entre las adaptaciones planeadas está la eliminación de los escalones de las puertas de emergencia de la calle José Zorrilla y el levantamiento de todo el pavimento de la calle Menéndez Pelayo (puerta principal) para eliminar los peldaños de acceso al teatro. Ya dentro del coliseo, los cuatro escalones que hay en el hall por los que se accede al patio de butacas y a las escaleras para subir a los niveles superiores se convertirán una rampa.

También bajará la rasante del patio de butacas, cuyo espacio llano se aprovechará para la colocación de dos asientos reservados para personas con discapacidad a cada lado del pasillo.

Además de estas adaptaciones, el Ayuntamiento aprovechará el cierre para realizar algunas mejoras de carácter general como la sustitución del pavimento del patio de butacas, así como de todo el zócalo que lo rodea, según el proyecto de obra.

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