Crítica de Flamenco

Fría velada con momentos álgidos

Un momento de la actuación de Vicente Soto 'Sordera'.

Un momento de la actuación de Vicente Soto 'Sordera'. / jordi vidal

Otro interesante cartel artístico a cuenta de la inquietud manifiesta del Rincón del Cante, en esta ocasión recordando a Lucas de Écija con la presentación de José Moreno, conformó el X Festival Flamenco de Córdoba para este mayo festivo, que no alcanzó las cotas esperadas. El mero hecho de invitar a un veterano cantaor jerezano, de una zaga de raíz histórica de su terruño, como ha sido y continúa Vicente Soto Sordera incorporando un atractivo especial para el aficionado de pro en consonancia con la importancia de su filiación, que no se ha prodigado en exceso por aquí. Pero con el resto del plantel dejándose influir por una noche más fresca de lo esperado.

Un cantaor como Sordera, que en sus genes aparece en primera instancia su padre, no ha mucho todavía presente entre nosotros mostrando su maestría, aportó el caché que de por sí se le concedió en justicia. Más, no solo por ello el aficionado se olvidará de otros totems jerezanos que le precedieron, así cómo no recordar al Niño Gloria, y más atrás y en época legendaria al mismísimo Paco la Luz. De manera que ahora, ya en el siglo XXI, contar con el sostén del cante de Sordera, forzosamente tenía que actualizar esos precedentes.

Y sin duda, fue el que elevó la temperatura del pasado sábado en La Corredera con un repertorio puesto en valor por martinete y toná, como en cantiñas gaditanas, tangos de Triana y concluyendo su participación con una tanda por bulerías de su Jerez natal, muy apreciado por la concurrencia, junto a la buena bajañí de Nono Jero que le dio cobertura. Una actualizada tarjeta de visita que valoramos. Todo eso tras del resto que lo precedió y ahora damos cuenta, comenzando por la almeriense Toñi Fernández, cantando tangos extremeños, soleá de Alcalá, seguiriya de Cádiz y cabal de El Planeta, bulerías y regalo de fandangos naturales. Cantaora no con mucha voz pero sí gusto, que más abrigada en escena hubiera elevado la temperatura.

Como lo hizo Luisa Muñoz, temperamental familiar de La Negra y los Montoya, afincada en Málaga, aportando con el toque de Manuel Jero por tangos, soleá de la Andonda, cantiñas de Cádiz, tarantos y bulerías para cerrar no sin antes hacer sus fandangos naturales. Subiendo al escenario tras Sordera, el sevillano bailaor El Carpeta, incorporándose como un torbellino y aportando un candente nivel, recordando la figura de su abuelo el soberbio Farruco en su primera comparecencia arrollador por cantiñas y bulerías gaditanas, pero apagándose en la segunda intervención por la inesperada aparición de una caída de tensión arterial, que deslució el resto de bulerías que no pudo acabar.

Para comparecer un buen rato después a disculparse junto al resto de los suyos con el excelente tocaor Román Vicenti, y los cantaores Ezequiel Montoya y Juan El Negro, así como invitando al resto de sus compañeros de velada para subir al escenario y ponerle entre todos el fin de fiesta a la noche flamenca en La Corredera.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios