Danza Un clásico adaptado

'Coppélia' apasiona al público del Gran Teatro

  • El Ballet Víctor Ullate actuó ayer en el coliseo con un lleno absoluto de público · La función se repite esta noche

El Ballet Víctor Ullate Comunidad de Madrid demostró anoche en el Gran Teatro con la representación de Coppélia que la danza clásica gusta a grandes y pequeños. Un lleno absoluto en el coliseo, con una gran afluencia de niños y jóvenes, que esperaban con ansias la puesta en escena de los bailarines dirigidos por Víctor Ullate y Eduardo Lao. La adaptación de la clásica Coppélia, estrenada en París en 1870, ha dado un fantástico resultado a Lao, que ha mantenido la música original de Leo Delibes.

Al levantarse el telón, sobre el escenario aparece el taller del Doctor Coppelius, un espacio en el que de repente empieza a danzar Franz, el jefe de limpieza, que pronto es acompañado por sus tres limpiadoras. La primera visión de la mujer androide Coppélia es tan espectacular que Franz queda maravillado con su figura, al igual que el público: al frotar el espejo del escenario aparece la figura estelar de la protagonista con un traje color bronce.

La mujer androide y sus movimientos levantan pasiones. Tanto, que Franz se enamora de ella, lo que provoca la envidia de sus tres subordinadas, que desde este momento intentan convertirse en androides simulando en todo momento a Coppélia.

Los suaves y precisos movimientos de los bailarines dejaron a los asistentes boquiabiertos con su espectáculo, de hora y media de duración. El Doctor Coppelius hizo aparición en su laboratorio de robótica, siempre con la mirada fija en su proyecto: Coppélia.

Mezclando la danza clásica, la neoclásica y la contemporánea, los 22 bailarines dieron forma a esta historia llena de toques cómicos protagonizados por las tres limpiadoras del laboratorio.

En un segundo acto, el ballet pone en escena la presentación al público de la mujer androide en una fiesta. El científico quiere celebrar su éxito y los buenos resultados de su trabajo. Sin embargo, no todo sale de la manera que él anhelaba. De forma inesperada, Coppélia abandona su rol de androide para dejarse llevar por sus sentimientos hacia Franz gracias a la acción de la Diva Espectral, que estimula el proceso de metamorfosis humana del robot. El Doctor Coppelius comprenderá que su amor, Coppélia, se ha hecho real y ya no está bajo su control sino que tiene capacidad de elección y ha decidido vivir junto a Franz.

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