Cultura

Aguilar, Javier Cortés y Lechuga, finalistas del ciclo de novilladas picadas de Madrid

  • Pablo Lechuga y José Miguel Navarro dan sendas vueltas al ruedo en el último festejo

Los novilleros Mario Aguilar, Javier Cortés y Pablo Lechuga serán los finalistas del certamen de novilladas picadas celebrado en la Monumental de Las Ventas y que se cerró el pasado domingo. La terna lidiará astados de Guadaira.

En el último festejo, celebrado el pasado domingo, Pablo Lechuga y José Miguel Navarro dieron una vuelta al ruedo. Según informa Efe, se lidiaron novillos de Torrenueva, correctos de presencia, encastados los dos primeros, manejable el tercero, y muy flojos los tres últimos. Se aplaudieron los arrastres segundo y tercero; y fue pitado el quinto. Miguel Ángel Delgado, silencio y silencio tras aviso. Pablo Lechuga, vuelta tras petición de oreja y silencio. José Miguel Navarro, ovación y vuelta tras petición. La plaza tuvo casi media entrada en noche muy calurosa.

Pablo Lechuga se sacó al segundo directamente a los medios, llevándole muy toreado, ligando tandas con ritmo y temple por el pitón derecho. Ya con la izquierda, por naturales, el novillo se quedaba corto. Faena de más a menos. Quizás se precipitó al entrar al matar, pues el pinchazo y la posterior estocada caída evitaron la oreja. En el quinto, un inválido muy protestado, Lechuga puso todo. Lo cuidó al máximo, llevándole a media altura, dando pausas entre tandas y mucho respiro. Pero ni por esas.

Miguel Ángel Delgado anduvo correcto con el novillo que abría plaza, encastado, justo de fuerzas y con fijeza. Molestó mucho el calamocheo del animal, producto de la falta de fuerzas. Dos naturales muy templados a cámara lenta fueron lo mejor. Ya con el cuarto poco pudo hacer. Deslucido el novillo, siempre muy corto en sus viajes y sin humillar. El sevillano no pudo desplegar con la muleta un toreo fino que había apuntado con el capote.

José Miguel Navarro acertó en el tercero, en el comienzo de faena por bajo, doblándose para corregir el peor defecto del novillo, que echaba la cara arriba. Posteriormente lo sometió por la izquierda con poderosos naturales. Un astado que salió suelto en los dos primeros tercios, haciendo todas las cosas de manso, y que Navarro lo sujetó. En el inválido sexto, que estuvo más tiempo en el suelo que de pie, se frustraron las ganas del torero y el carácter de su poderosa muleta.

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