No sabemos si en fuera de juego, pero esto de que sea un tipo así el presidente del país que va a mangonear el mundo en estos años, nos pilla por lo menos a contrapié. Nunca sabremos qué pasaría aquí si se presentaran candidatos de estos perfiles pero, lo que si tenemos claro es que, entre lo malo y lo peor, tenemos lo que nos merecemos.

Pero la culpa puede ser del desayuno y de los buffets de otras culturas. No es normal que se desayune de forma tan pintoresca y luego queramos uniformidad global. Igualito que el desayuno de la dieta mediterránea. Porque lo que es decidir bien, poco. Ahora, de digestiones, los primeros. Nosotros a comer bien todos los días. Por aquello de que nos olíamos la tostá, ahora son muchos los que se desayunan estos días leyendo el periódico en el móvil o manchándolo de aceite en los bares, haciendo comentarios al respecto. Pero claro; ya es tarde, porque cuando no se previene ni se toman medidas acaba ocurriendo lo que no se desea. Y en esos estamos. Desayunando como nunca, saboreando nuestras tapitas y haciendo ejercicio en los gimnasios. Una ordinariez y una falta de imaginación tremenda, sí, pero el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Mejor ahogar las penas con una buena tostada o alguna que otra tapa con maridaje, que es lo que se lleva ahora porque pocas ciudades como ésta para darse un garbeo gastronómico y olvidarse de lo consustancial. Hay hasta cartas de lo que se quiera para untar a los bollos, los molletes o la rebaná. Hay tapas con más variantes que una quiniela con el equipo de Messi jugando fuera de casa y con el equipo contrario cojo. Y para colmo, los gimnasios a tope. Con más adictos que los fans de operación triunfo y con más carnets que todos los equipos de primera juntos. Tanto, que un cierre provoca tal malestar que la huelga de deberes de los niños de primaria es más bien un cumpleaños de Halloween. Lo de "oído cocina" debería ser obligatorio. Por ir cocinando el futuro.

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