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El proyecto 'Unión por el Mediterráneo' de Sarkozy verá la luz

  • Sarkozy contempla una organización cuyos pilares sean la inmigración, la ecología y una cooperación "integrada" para combatir conjuntamente la corrupción, el crimen organizado y el terrorismo

El proyecto mediterráneo, que era una de las grandes iniciativas diplomáticas de Nicolas Sarkozy, verá la luz este próximo domingo, pero muy rebajado con respecto a la visión que, en su campaña por el Elíseo, había trazado para una nueva relación entre las dos orillas del Mare Nostrum.

Más de 40 jefes de Estado o Gobierno -los 27 de la Unión Europea (UE) y casi todos los ribereños del sur y este-, participarán el próximo domingo en París en el alumbramiento del ahora llamado "Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo".

La cumbre, que sentará a una misma mesa a los líderes de Israel y Siria, dos países que oficialmente siguen en guerra, concluirá con una declaración política y la adopción de los primeros proyectos de esta iniciativa que quiere transformar el Proceso de Barcelona, de 1995, en una cooperación "concreta" y en una relación "de igual a igual" entre norte y sur.

Rodeada de medidas extremas de seguridad, la cita en el majestuoso Grand Palais será copresidida por el jefe de Estado francés y su colega egipcio, Hosni Mubarak, los primeros copresidentes (del norte y del sur) de la nueva estructura. Para que viera la luz esta "cumbre de París por el Mediterráneo", como la llama el Elíseo, y primera gran cita diplomática de la recién estrenada presidencia francesa de la UE, Sarkozy ha tenido que ceder, y mucho.

En febrero de 2007, tres meses antes de su elección, Sarkozy dibujó, en el puerto mediterráneo de Tolón, su sueño de una "Unión Mediterránea", con vocación de trabajar "estrechamente" con la UE. Contemplaba una organización integrada por los países ribereños, con políticas comunes cuyos pilares podían ser la inmigración escogida, la ecología, el codesarrollo "solidario" y una cooperación "integrada" para combatir conjuntamente "la corrupción, el crimen organizado y el terrorismo".

"Al dar la espalda al Mediterráneo, Francia y Europa han creído dar la espalda al pasado. En realidad, han dado la espalda a su futuro, porque el futuro de Europa está en el sur", dijo Sarkozy. La "Unión Mediterránea", que según sus críticos pretendía dar a Francia un papel preponderante en la región, parecía también una forma de soslayar la ambición de Turquía de ingresar un día en la UE, donde, para Sarkozy y muchos franceses, "no tiene su lugar".

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