Los talibanes volvieron a infligir ayer decenas de bajas a las fuerzas afganas con un nuevo ataque a una base, el tercero de esta semana como parte de su plan de respuesta a la nueva estrategia de EEUU en el país.

Al igual que ocurrió el martes en Paktia y Ghazni, cuando los talibanes causaron más de 70 muertos en dos cuarteles policiales, ayer volvieron a emplear la táctica de abrir paso con un coche-bomba para enzarzarse luego en un enfrentamiento armado.

En esta ocasión, el ataque, ocurrido a las 02:50 hora local, arrasó con la práctica totalidad de los soldados desplegados en el Campamento Chashmo y mató a 43 de los 60 militares presentes.

Según los datos difundidos por el Ministerio de Defensa afgano en un comunicado, sólo dos salieron ilesos, pues hubo otros nueve heridos y seis desaparecidos tras la acción en el remoto y volátil distrito de Maiwand.

Tras dar por finalizada la acción y ya recuperado el control de la base, las autoridades afganas enviaron una delegación para investigar los detalles de los sucedido.

Los talibanes reclamaron la autoría en un comunicado en el que confirmaron que fue un ataque coordinado y aseguraron que habían destruido varios vehículos blindados de las tropas afganas.