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El incómodo papel de los Clinton

  • El matrimonio tiene que reconocer por fin ante la Convención su derrota en las primarias demócratas y mostrar públicamente su apoyo al candidato del partido a la Casa Blanca, Barack Obama

No es algo que acostumbren a hacer, pero en Denver no les queda más remedio. Los Clinton, obstinados para unos e incansables luchadores para otros, tienen que reconocer definitivamente su derrota en las primarias demócratas y mostrar públicamente su apoyo al candidato del partido a la Casa Blanca, Barack Obama.

La Convención demócrata arrancó el lunes en Denver con grandes alabanzas a Obama y ataques al republicano John McCain, con dos platos fuertes, Ted Kennedy y Michelle Obama, y una sorpresa: la intervención del aspirante por videoconferencia.

Sentado en el salón de una casa anónima en Kansas City, el senador pretendió ser un ciudadano más viendo por televisión la Convención. Antes, la esposa del candidato a la Casa Blanca había sido recibida con una estruendosa ovación por las 18.000 personas que llenaron el Pepsi Center. Y ella no los decepcionó, especialmente con sus numerosas referencias a las casi dos décadas de relación con el hombre que "será un extraordinario presidente".

Los momentos más emocionantes, sin embargo, correspondieron al senador Kennedy, de 76 años, en su primer discurso desde que fuera operado de un tumor cerebral en mayo. "Es tan maravilloso estar aquí. Nada, nada, me iba a impedir estar en esta especial reunión hoy", afirmó el considerado como el patriarca del Partido Demócrata. Muchos de los miles de espectadores presentes lloraban de la emoción.

La senadora Hillary Clinton, que fue candidata a la nominación del partido, lo hizo ayer mientras que hoy será su esposo, el ex presidente Bill Clinton, el único inquilino demócrata de la Casa Blanca durante dos mandatos en el último medio siglo.

Como ningún otro miembro del partido, los Clinton levantan pasiones encontradas: no hay término medio con la pareja a la que durante el proceso de primarias se denominó como Billary. Y en las últimas horas de su campaña, al menos en 2008, tampoco podían pasar inadvertidos.

Hasta el último momento, Hillary y Bill hicieron patentes sus descontentos con algún aspecto del proceso. Gracias al 40% de los votos que obtuvo en el proceso de primarias y a su reticencia a dejar el camino libre, Hillary logró de Obama el compromiso de que su nombre estará en la votación en la Convención de Denver.

El motivo es que sea "una muestra de unidad y en reconocimiento de la histórica campaña que mantuvo y del hecho de que fue la primera mujer que compitió en todas las primarias del país", afirmó un comunicado conjunto de ambas campañas.

De esa manera, podrá ser la propia Hillary la que decida en un gesto simbólico apartarse para dejar paso a Obama. Formalmente, la senadora por Nueva York renunciará a su derecho a la votación para que el senador por Illinois sea proclamado candidato del partido por aclamación. El guión dice que lo hará hoy, después de pronunciar ayer su discurso ante la Convención demócrata.

Las cosas no son, sin embargo, tan sencillas. Según una encuesta de CNN, sólo el 66% de los votantes de Hillary dice que apoyará hoy a Obama, frente al 70% de junio.

"No se dejen engañar con que eso significa que esto es una gran familia feliz trabajando al unísono. En mi opinión hay una cantidad sorprendentemente abundante de sentimientos negativos en ambos lados", afirmó a la cadena de televisión el analista Mark Halperin.

El descontento de Hillary también se hizo patente cuando Obama anunció que el senador por Delaware Joe Biden era su candidato a vicepresidente. Fue el fin definitivo a la pareja de ensueño Obama-Clinton que muchos votantes y periodistas desearon. La senadora por Nueva York dejó entrever su malestar porque ni siquiera fue considerada en serio en el proceso de selección.

Sus sospechas no son del todo infundadas, porque al elegir a Biden, Obama se decantó por un veterano de Washington que votó a favor de autorizar la guerra en Iraq, precisamente dos de los principales argumentos que utilizó a lo largo de la campaña en contra de Hillary.

Tampoco Bill Clinton está feliz, y también está haciendo lo posible para que se note. En su caso, la causa es que la campaña de Obama le haya pedido que centre su discurso en la Convención en seguridad nacional, en lugar de su tema favorito, la economía.

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