Crisis en el áfrica subsahariana Elementos de una lucha que afecta a todos los bandos

Las claves del drama en Darfur

  • La acusación al presidente de Sudán por genocidio y crímenes de guerra es el último capítulo de un sangriento conflicto que asuela la provincia fronteriza

La acusación por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) del presidente sudanés, Omar Hasan Bachir, por genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad es el último capítulo de una sangrienta guerra que comenzó hace cinco años. Éstas son las claves para entender este complicado conflicto en el corazón del África subsahariana.

¿CóMO COMENZó LA CRISIS EN DARFUR?

Esta región pobre y árida en Sudán es escenario de luchas armadas desde inicios de 2003, cuando un grupo rebelde comenzó a atacar objetivos gubernamentales. Los rebeles acusaban al Gobierno (dominado por los árabes del norte del país) de oprimir a la población negra.

Milicias árabes a favor del Gobierno, conocidas como Janjaweed, respondieron lanzando ataques contra la población negra. Se las acusa de ejecutar una campaña de limpieza étnica, buscando expulsar a la población negra de grandes extensiones de tierra.

El acceso a tierras y áreas de pastoreo en Darfur ha generado históricamente disputas entre los nómadas árabes y los agricultores negros de los grupos étnicos Fur, Masalit y Zaghawau.

En Darfur hay dos principales grupos rebeldes: el Ejército de Liberación de Sudán y el Movimiento por la Justicia y la Igualdad. Además, hay cerca de una decena de grupos menores, lo que dificulta en extremo la realización de negociaciones de paz.

¿QUé DICE EL GOBIERNO?

El Ejecutivo del presidente Omar reconoció haber movilizado "milicias de autodefensa" tras los primeros ataques rebeldes en Darfur. Pero niega cualquier vínculo con las milicias Janjaweed y acusa a los integrantes de estas milicias de ser "ladrones" y "matones".

Sin embargo, refugiados provenientes de Darfur describen ataques aéreos lanzados desde aviones del Gobierno, seguidos de hordas de milicianos montados en caballos y camellos, que llegan a las aldeas para matar hombres, violar mujeres y robar todo lo que encuentran a su paso. Muchas mujeres dicen haber sido secuestradas por los Janjaweed y mantenidas como esclavas sexuales.

¿QUé DICE LA COMUNIDAd INTERNACIONAL?

Estados Unidos y otros países han presionado a la ONU para que imponga sanciones económicas a Sudán. El Consejo de Seguridad acordó imponer restricciones de viaje y congelar los fondos a quienes cometan atrocidades en Sudán. La ONU, sin embargo, ha sido criticada por negarse a calificar la situación en Darfur como "genocidio". De haberlo hecho, los países que han firmado la convención de las Naciones Unidas al respecto estarían obligados legalmente a emprender acciones para poner fin a los abusos.

Grupos de derechos humanos, el Congreso de Estados Unidos y el ex secretario de Estado de ese país, Colin Powell, han dicho en diferentes momentos que la situación en Darfur puede ser calificada de "genocidio". Ante la presión internacional y la amenaza de sanciones, el Gobierno de Omar Hasan Bachir prometió desarmar a las milicias, pero hasta ahora no hay evidencias concretas de que esto haya ocurrido.

La Unión Africana (UA), por otra parte, ha intentado sostener negociaciones de paz, y tuvo éxito en levantar la prohibición de vuelos militares y de ayuda sobre Darfur. Más de 9.000 soldados de la Unión Africana y las naciones Unidas han sido desplegados con un mandato limitado, y se espera que este número ascienda pronto a 26.000.

¿QUé ESTá SUCEDIENDO CON LA POBLACION CIVIL?

Se cree que más de 180.000 personas han muerto en el conflicto, por hambre o enfermedades. Más de dos millones de personas han huido desde sus aldeas a campamentos en centros urbanos, donde no hay suficientes alimentos, agua o medicinas. Testigos aseguran que las milicias árabes patrullan los alrededores de los campamentos matando o violando a quienes se aventuran en busca de agua o leña. Muchos niños han muerto de desnutrición y las agencias de ayuda advierten del riesgo de hambruna en los campamentos. Según los organismos de ayuda, un millón de niños están en riesgo de desnutrición.

Por otra parte, las fuerzas de seguridad han sido acusadas de intentar expulsar a los refugiados de los campos y obligarlos a regresar a sus hogares. Las agencias se quejan de falta de apoyo por parte de la comunidad internacional.

También acusan al Gobierno de bloquear su acceso a Darfur con exigencias de visas especiales y trabas burocráticas. Sudán, por su parte, asegura haber levantado esas exigencias.

Asimismo, más de 200.000 civiles han buscado refugio en el vecino Chad o se encuentran acampados en una franja de 600 kilómetros a lo largo de la frontera, donde siguen siendo blanco de posibles ataques.

El Ejecutivo del Chad teme una explosión de violencia en su propio territorio, ya que la composición étnica en el este del país es similar a la de Darfur.

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