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Más allá de la felicidad israelí

  • Los palestinos expulsados de sus tierras por el nacimiento del Estado judío y las posteriores guerras recuerdan como 'nakba' (tragedia) la historia de aquellos días

La creación hace sesenta años del Estado de Israel, que los judíos celebran con conciertos y fuegos artificiales, es para los palestinos la nakba, la tragedia que cambió sus vidas y forjó su identidad como pueblo desposeído.

"En 1948 confluyeron el momento más perverso y el más glorioso", explica el historiador israelí Ilán Pappe, quien defiende en sus ensayos que los líderes judíos trataron de llevar a cabo una limpieza étnica de los nativos palestinos.

La guerra que siguió a la creación del Estado de Israel llevó al exilio a 750.000 de 1.300.000 árabes que vivían en la entonces Palestina bajo protectorado británico.

Más de cuatrocientos poblados árabes fueron destruidos. Sobre sus ruinas se alzan ahora kibutz, localidades de mayoría judía, o parques naturales.

Hoy, los refugiados palestinos rozan los cuatro millones y medio, fruto de la posterior guerra de los Seis Días de 1967 y, sobre todo, del crecimiento natural, según datos facilitados a Efe por Naciones Unidas.

No es de extrañar, pues, que este episodio central del siglo XX permanezca anclado como un desastre en el imaginario colectivo tanto de los habitantes de Gaza y Cisjordania como de los palestinos con ciudadanía israelí y de los más de dos millones y medio de refugiados en las vecinas Jordania, Siria y el Líbano.

Ya ancianos, muchos de ellos trasmiten a sus nietos los relatos de una vida, quizás idealizada, en sus localidades natales antes de huir o ser expulsados.

Algunas familias tienen colgada en sus hogares una llave que simboliza el retorno de los refugiados a su tierra, un derecho reconocido por la resolución 194 de la ONU pero cuya aplicación plena nunca ha estado sobre la mesa en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.

La nakba se recuerda oficialmente cada 15 de mayo desde 1998, el mismo día -según el calendario gregoriano- en que hace sesenta años Israel declaró su independencia.

No obstante, los palestinos también organizan actos conmemorativos en coincidencia con el Día de la Independencia de Israel, que cada año se celebra en una fecha distinta según el calendario judío, que sigue el sol y la luna.

En esta ocasión tuvo lugar el 8 de mayo.

Lo que sucedió después de que los Ejércitos árabes atacaran al incipiente Estado judío en 1948, pocas horas después de que se declarase oficialmente su nacimiento, es todavía un profundo elemento de disputa entre israelíes y palestinos.

Los primeros argumentan que, en su inmensa mayoría, los nativos palestinos abandonaron voluntariamente sus hogares espoleados por sus dirigentes y los países árabes, que preveían una rápida victoria.

Subrayan, además, que los palestinos pagaron las consecuencias de haber rechazado el plan de partición aprobado en 1947 por la ONU, que establecía aquello por lo que suspiran sesenta años después: la creación de un Estado judío y otro árabe, entonces en la Palestina bajo control británico.

"Entendemos que 1948 fue un periodo muy trágico para los palestinos", reconoce Mark Regev, portavoz del primer ministro israelí, Ehud Olmert, antes de matizar que "la verdadera nakba es que el liderazgo palestino de la época rechazara la solución de dos Estados", lo que ha supuesto desde entonces a Israel seis guerras y dos Intifadas.

Por su parte, los palestinos recuerdan que sus antepasados -a los que se había prometido un Estado en todo su territorio- no podían aceptar un plan que daba un 56% de la tierra a los judíos, que aparte de representar tan sólo un tercio de la población eran, en su inmensa mayoría, sionistas que habían emigrado a la zona desde inicios de siglo.

Insisten además en que las tropas judías no se limitaron a ganar el conflicto, sino que buscaban hacer realidad el famoso mito sionista de "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". La más conocida de las atrocidades documentadas en esas fechas fue la masacre de Deir Yassin, en la que milicias judías -que semanas después se fusionaron para formar el Ejército regular israelí- mataron a sangre fría en tres días de abril de 1948 a más de cien habitantes de este poblado a las afueras de Jerusalén.

Al igual que sucede con el idioma hebreo, cuya palabra shoá ha pasado de significar "desastre" a referirse sólo al genocidio nazi, el término árabe nakba remite al éxodo palestino más que a su significado original de "tragedia".

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