El veto a la entrada en EEUU de refugiados de todo el mundo que decretó este año el presidente, Donald Trump, dejó ayer de aplicarse y será sustituido "pronto" por un refuerzo en el escrutinio a esos solicitantes, informó ayer una fuente oficial.

"La suspensión del procesamiento de refugiados acaba hoy, 24 de octubre", afirmó una funcionaria del Departamento de Estado, que pidió el anonimato.

Según los medios estadounidenses, se esperaba que la Casa Blanca anunciase también esta madrugada el mecanismo con el que quiere reemplazar el veto, que consistirá previsiblemente en una revisión más estricta del perfil del solicitante de refugio, sus antecedentes y familiares.

La fuente del Departamento de Estado no llegó a confirmar que el cambio se produciría ayer, pero indicó que varias agencias del Gobierno han llevado a cabo una revisión destinada a "intensificar el proceso de escrutinio a quienes buscan ser admitidos como refugiados, para garantizar la seguridad de los estadounidenses". "La conclusión de esa revisión se hará pública pronto", añadió.

El veto que dejó de aplicarse ayer lo emitió Trump el pasado marzo, pero no entró en vigor hasta junio, cuando se prohibió durante 120 días la entrada a EEUU de refugiados de todo el mundo, un plazo que acaba de terminar sin que el presidente haya decidido extenderlo.

Lo que planeaba anunciar la Casa Blanca, según adelantó el diario The Wall Street Journal, es una serie de restricciones que incluirán la recopilación de más datos biográficos de los solicitantes de refugio, como los nombres de sus familiares y sus lugares de empleo. También se intensificará el escrutinio de sus mensajes en las redes sociales para compararlos con las historias que presentan en sus solicitudes, indicó el periódico.

Los solicitantes de refugio en EEUU ya afrontan un largo y estricto proceso que puede durar años, pero Trump insistió desde su campaña electoral en que entre ellos podrían ocultarse terroristas, y a finales de septiembre rebajó a 45.000 el tope de refugiados que pueden entrar durante el año fiscal 2018.

El mismo decreto de Trump que entró en vigor de manera parcial en junio prohibía durante 90 días el ingreso de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana (Irán, Somalia, Sudán, Siria, Yemen y Libia). Ese plazo expiró hace un mes y el presidente lo reemplazó por un nuevo decreto que prohibía la entrada al país de los ciudadanos de esos países, con la excepción de Sudán, y vetaba también a los de Corea del Norte y algunos funcionarios de Venezuela.