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La OTAN echará de menos a Bush

  • Expertos norteamericanos creen que el actual presidente es un auténtico "ángel de la paz" si se compara su actuación con algunas iniciativas que McCain está dispuesto a llevar a la práctica si gana la presidencia

En Washington muchos creen que, a pesar de todas las desavenencias, los europeos echarán de menos al presidente estadounidense, George W. Bush, cuando éste abandone la Casa Blanca en enero del año próximo. El actual presidente inicia hoy la que será su última gira por Europa antes de dejar su puesto a Barack Obama o John McCain.

En la última cumbre de la OTAN antes de agotar su mandato, Bush instó nuevamente a varios socios, entre ellos Alemania, a incrementar su compromiso en Afganistán, a acelerar la modernización de sus Fuerzas Armadas y a ampliar la alianza atlántica. Sin embargo, sea quien sea el nuevo presidente de Estados Unidos en 2009, los europeos se enfrentarán con la amenaza de nuevos conflictos.

Es cierto que en muchas ocasiones Bush ha irritado a los socios de la OTAN desde que asumió el cargo de presidente en 2001. Especialmente la doctrina Bush consistente en la defensa de guerras preventivas, de ser necesario unilaterales, así como su fuerte insistencia en la necesidad de expandir la democracia por el mundo, han suscitado críticas. Sin embargo, desde hace algún tiempo Bush ha bajado el tono en el escenario internacional.

En el marco de los esfuerzos occidentales por impedir que Irán se haga con la bomba atómica, Estados Unidos ha terminado aceptando la estrategia europea de la diplomacia y, pese a que Bush empleó muchas veces palabras duras al referirse a los problemas en Afganistán, no surgió un conflicto real o abierto entre Washington y Berlín por la negativa alemana a implicarse más en la lucha contra la milicia integrista talibán.

Los conservadores estadounidenses temen que Bush haga en este final de su mandato excesivas concesiones a Europa. Su antecesor, Bill Clinton, había logrado frenar la creación de una estructura de defensa específicamente europea. Ahora, Bush ha dado muestras de su disposición de llegar a un compromiso en este asunto.

La formación de una fuerza militar para la defensa de Europa, un objetivo que persigue especialmente Francia, "dividiría y terminaría por destruir a la OTAN", advierten los investigadores Nile Gardiner y Sally McNamara, del instituto de estudios políticos Heritage Foundation. En su opinión, Bush permite con su giro el nacimiento de una estructura de mando "doble" y "competitiva" en Europa que pondría en peligro el balance actual al trasladar el peso político de la Alianza "desde Washington y Londres hacia París, Bruselas y Berlín".

Es posible que los sucesores de Bush adopten una postura mucho más dura. Ninguno de los candidatos cuestiona el papel de líder mundial que se ha atribuido Estados Unidos.

Especialmente el candidato republicano, el senador John McCain, pretende dar una dimensión más ofensiva y preventiva a la guerra global de Bush contra el terrorismo y el islamismo. Aunque en un discurso programático pronunciado hace algunos días manifestó su voluntad de buscar siempre un consenso con los socios de la Alianza a base de consultas intensivas, el hecho es que McCain es en Estados Unidos un auténtico representante de la "línea dura".

"Bomb, bomb, bomb Irán" (a bombardear Irán, a bombardear, a bombardear) cantó McCain públicamente en 2007, imitando una canción de los Beach Boys, cuando se le preguntó por su respuesta a las ambiciones nucleares de Teherán. Desde luego que la canción fue una broma (que fue vista más de un millón de veces en YouTube).

Comparado con el halcón McCain, "el actual presidente es un auténtico ángel de la paz", escribe el politólogo Anatol Lieven, del instituto New America Foundation, en el periódico The Financial Times. Con McCain en la Casa Blanca, es probable que Europa y el resto del mundo pronto recordarían el Gobierno de Bush "con mucha nostalgia".

McCain mantiene su intención de hacer retroceder a los "Estados canalla" y buscar activamente el cambio de regímenes en el mundo, aunque ya no utiliza estas palabras que crean irritación.

Además, un problema especialmente grande para Europa podría ser el enorme escepticismo de McCain respecto a Rusia, país al que le gustaría excluir de las cumbres del Grupo de los Ocho. Con una vehemencia aún mayor que la de Bush, McCain aboga por el rápido ingreso de Georgia y Ucrania en la OTAN, algo que Moscú rechaza enérgicamente. "Pese a sus tendencias belicosas (...), Bush siempre ha sabido cómo tratar con prudencia y diplomacia a China e incluso a Rusia", asegura Lieven.

Aun cuando sea Barack Obama quien finalmente gane las elecciones del 4 de noviembre próximo, existen pocas perspectivas de que se inaugure una nueva era floreciente en las relaciones transatlánticas.

"Al margen de quién gane, cuando se trata de Afganistán todos piensan igual y piden a Europa una mayor implicación", opina la directora para Europa del instituto de estudios políticos CSIS, Julianne Smith.

Michael Gerson, quien fue entre 2001 y 2006 el principal redactor de discursos de Bush, se refirió recientemente en The Washington Post al "miserable orgullo" del Gobierno alemán por mantener en Afganistán apenas a 3.200 soldados, a pesar de la oposición mayoritaria de los alemanes.

Sea cual sea el resultado de las elecciones estadounidenses, a principios de 2009 Washington "llamará con exigencia a la puerta al otro lado del Atlántico", asegura Smith, quien augura para Europa un "amargo despertar".

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