CONTAMINACIÓN

¿Están las grandes ciudades poniendo cerco a los coches diésel?

  • En Madrid hoy no se puede aparcar en el centro de la ciudad. Ayer París anunció su intención de que en 2024 ya no circulen vehículos diésel. Analizamos las últimas medidas decretadas por las principales ciudades.

Letreros que indican las medidas anticontaminación en Madrid.

Letreros que indican las medidas anticontaminación en Madrid. / Efe

Cada día que pasa son cada vez más las ciudades que están poniéndole las cosas difíciles a los coches y más en concreto a los vehículos diésel. Por ejemplo, hoy mismo Madrid tiene activado el escenario 2 del protocolo anticontaminación.

Esta medida implica que no se podrá aparcar en el centro de la capital (en concreto en toda la zona con estacionamiento regulado) entre las 9 de la mañana y las 15 horas a todas aquellas personas que no sean residentes.

Esta actuación viene decretada a consecuencia de los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) y de que las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología siguen siendo desfavorables por las altas temperaturas y la ausencia de lluvias.

El cielo de las grandes ciudades muestra claros síntomas de contaminación. El cielo de las grandes ciudades muestra claros síntomas de contaminación.

El cielo de las grandes ciudades muestra claros síntomas de contaminación. / Efe

Por otra parte, ayer la Alcaldía de París dio a conocer su intención de prohibir la circulación de los coches diésel en la ciudad de la luz para el año 2024 y de los gasolina para 2030. Esta medida es incluso mucho más restrictiva que la anunciada por el Gobierno francés el pasado julio cuando señalaba que aspira a que en 2040 ya no haya vehículos de gasolina y diésel circulando en Francia.

Otro país que también se ha sumado a este tipo de prohibiciones es Reino Unido, quién señaló hace también unos meses, por medio de su ministerio de Medio Ambiente, la prohibición de comercializar automóviles diésel y gasolina nuevos desde 2040.

A todos ellos se suman también anuncios realizados por otras ciudades como Stuttgart o Múnich, en Alemania, en los que afirmaban su intención de restringir los diésel incluso en un período más corto de tiempo.

Por todo ello se puede decir, sin temor a equivocarnos,  que existe una tendencia –cada vez más fuerte- por parte de las ciudades y de sus gobernantes a limitar el uso del vehículo en el centro de las mismas y a poner cerco principalmente a todos aquellos coches con tecnología diésel.

Sin embargo, ¿están en lo cierto?

Aquí es donde está el quid de la cuestión. Son muchas asociaciones, organizaciones e incluso fabricantes señala que, si bien es cierto entre todos se busca reducir la contaminación en las ciudades, tampoco es justo meter en el mismo ‘saco’ a todos los vehículos.

Entre otras cosas porque un diésel que vende en la actualidad (que cumple la normativa Euro6) es infinitamente menos contaminante que un coche de gasóleo o gasolina con más de 15 años de antigüedad. Por ello, estas mismas organizaciones afirman que, a la hora de prohibir la circulación o el estacionamiento en las ciudades, se tenga en cuenta la edad de los vehículos.

En este sentido, José María Terol, presidente de Mazda en España, señalaba la semana pasada en un encuentro con la prensa que “las emisiones de NOx de los motores diésel se han reducido en un 90% en los últimos 20 años”.

“Asimismo ciudades como Madrid habían disminuido en los últimos 10 años los niveles de CO2, NOX y Partículas entre un 20, un 30% y 40%, respectivamente”, continúa. “A ello se suma, también, que el transporte por carretera es el responsable del 14% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, frente a otras fuentes como la producción de electricidad o de calor, que ocupan el 34% de las emisiones de CO2”, afirma.

Otras organizaciones como el RACE abogan por estímulos para rejuvenecer el parque automovilístico; fomentar las alternativas híbridas y eléctricas y el uso del transporte público rebajando su precio, entre otras medidas.

Según el RACE este tipo de medidas sí ayudarían a reducir la contaminación de las ciudades a diferencia de las actuales porque considera que son “estériles”, ya que la prohibición de la circulación en el centro de las ciudades hará que los atascos se trasladen a la periferia generando molestias para miles de ciudadanos.

Más gasolina que diésel

Lo cierto es que, tengan razón las organizaciones, los fabricantes o las autoridades, la demonización del diésel es ya un hecho. El escándalo del ‘dieselgate’ que afectó a Volkswagen, la elevada contaminación de las ciudades y los continuos mensajes de los políticos ha hecho que la demanda del diésel se haya reducido de forma considerable por parte de los usuarios en los últimos años.

Un buen ejemplo de ello son las ventas de coches en Europa. Entre los meses de enero y junio se comercializaron un total de 3,6 millones de vehículos impulsados por gasolina. Esto significa que en este período se vendió un 10% más de coches de gasolina que en los mismos meses de 2016.

Y no sólo eso –y aquí viene lo más importante- . Esta cifra significaba también que los vehículos de gasolina superaron, por primera vez desde 2009, a la vena de coches diésel en Europa que, en el primer semestre, fue de 3,49 millones de unidades.

De esta manera, los vehículos de gasolina coparon una cuota del 48,5% en Europa frente a los diésel que tuvieron una cuota del 46,3% en Europa en 2017.

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