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"Las tres sonatas de Brahms son tres estados del amor"

  • Josep Colomé registra para Solé Recordings junto al pianista Enrique Bagaría la primera integral grabada por músicos españoles de las tres Sonatas para violín de Johannes Brahms

Josep Colomé (Sabadell, 1979) es el primer violinista español que graba la integral de 'Sonatas para violín' de Brahms.

Josep Colomé (Sabadell, 1979) es el primer violinista español que graba la integral de 'Sonatas para violín' de Brahms. / eva guillamet

En su primer disco para la discográfica de Antoni Solé, El violí invisible, Josep Colomé (Sabadell, 1979) registró con un Stradivarius un programa casi íntegramente dedicado a compositores catalanes de nuestros días (Guinovart, Cervelló, Guzmán, Brotons, Soler, Massana). El álbum tuvo una estupenda acogida.

-Ahora se ha vuelto al mundo clásico.

-Brahms ha estado presente siempre en mi vida y 2017 ha sido muy brahmsiano. Yo tocaba sus Sonatas desde los 18 años, cuando descubrí un disco de Zukerman que me cambió la vida. Siempre soñé con poder grabar estas obras, así que cuando Antoni Solé me preguntó qué me apetecía grabar lo tenía claro. Lo hablé con Quique Bagaría, con el que llevo tocando 13 años, aunque curiosamente nunca habíamos tocado las Sonatas de Brahms juntos. Nos pusimos a trabajarlas con ganas, con la naturalidad de dos amigos que ven la música casi igual, sin necesidad de hablar mucho. Y fue así como logramos salir de la vorágine que supone meterse con estas tres auténticas catedrales de la música. Luego nos enteramos de que nunca habían sido grabadas por solistas españoles, lo cual también nos congratuló.

-Me decía que 2017 ha sido un año muy brahmsiano.

-Aparte este CD, nos metimos en un Brahms Project: hicimos y grabamos (para el sello Eudora) los Cuartetos con piano. Además de Bagaría, están David Apellániz (violonchelo) y Joaquín Riquelme (viola). Otro proyecto puramente español. El disco salió en mayo y fue muy bien acogido también. Es todo un regalo el que nos ha dado esta música.

-A menudo se habla del repertorio camerístico de Brahms casi como un epígono del de Beethoven. ¿Cuál es su concepción de esta música?

-Brahms era un perfeccionista. Conocemos aproximadamente el 20% de la música que llegó a escribir. Estas tres sonatas las veo como tres estados del amor. Todo resulta comedido, estable y clásico dentro de la forma. La emoción está, hasta cierto punto, controlada. No es un caballo desbocado. Creo que cada nota está puesta para convencerse a sí mismo de que su amor por Clara Schumann era finalmente imposible. La , en sol mayor, es posiblemente la menos brahmsiana de todas. Yo la veo como estar en casa por la tarde, mirando llover por la ventana, mientras piensas en la persona a la que quieres, pero no está y sabes que no llegará. En la , en la mayor, ha salido el sol y Brahms abre la ventana. El segundo movimiento es una íntima declaración de amor. Hay elementos casi humorísticos, como esas resonancias a flautas de pan, que es como si Brahms hubiera ido al Perú. El tercer movimiento es un coral luterano. Es Brahms encomendándose a la esperanza, buscando la calma interior en el mundo espiritual. La , en re menor, es la más tocada. La única que está en cuatro movimientos. La más sinfónica. Es muy turbulenta, pero a la vez muy triste. Están todas esas síncopas, que dan la sensación de que hay una persecución de la melodía, como si Brahms fuera detrás de Clara, tratando de llamar a cada paso su atención. El movimiento lento está escrito en mayor y representa la calma antes de la tormenta final: una especie de Scherzo y un Presto lleno de pequeñas gemas, en los que Brahms enseña la barba de verdad, con toda su potencia. Es un poco el resumen de lo que esa mujer supuso para su vida. Se la trastocó por completo.

-¿Qué espera un músico clásico de una grabación?

-Los discos sirven para varias cosas. Poder dejar tu forma de ver una obra, que nunca puedes disfrutar desde fuera. Que la gente conozca tu visión de la música, más allá de que pueda ir a tus conciertos o no. Las grabaciones circulan por internet, la gente las puede oír desde su casa y saber cómo tocas, algo que es increíble: te escuchan desde cualquier lugar del mundo, mientras tú estás en casa. Obviamente, no se graba por dinero. Nadie gana dinero grabando discos. Sí puede verse como una inversión, una tarjeta de visita. ¿Sirve en este sentido para algo? No se sabe, pero todo el mundo lo tiene que hacer. Yo grabo principalmente por dejar constancia de mi trabajo.

-¿La situación política de Cataluña ha sido un obstáculo para su carrera en España?

-No. En absoluto. La gente es muy inteligente. El arte, por suerte, no tiene patria; y las almas tampoco. Mi sonido no es ni catalán ni político. Mi educación, tampoco, me he formado en Centroeuropa, soy una persona muy cosmopolita, hablo cinco idiomas. En mi profesión me he cruzado siempre con gente inteligente, que me ha valorado por lo que he hecho. Problemas te encuentras siempre, claro, pero no por tu origen; si fuera de Lituania, también los habría tenido. Problemas con algunas personas que te pueden tratar mejor o peor son normales; si esos problemas se produjeran por lo de Cataluña es que esas personas no me merecen la pena, si son por que toco mal, lo podemos hablar [risas].

-Usted es profesor en el Conservatorio de Aragón. ¿Cómo lleva la compatibilidad entre docencia y práctica?

-En el Conservatorio han respetado mucho la calidad artística de sus docentes. Nuestra actividad artística ayuda a que los alumnos tengan mejor educación. La administración tiene que ser para todos igual. Pero a veces la administración pública y el arte no cuadran, y los que trabajamos en esto tenemos que cambiar las cosas para que ambas actividades puedan convivir. Y es posible. En España hemos conseguido una educación musical pública de alto nivel con gente de aquí. La mejora de los últimos 20 años me parece espectacular. Miras el listado de profesores del Conservatorio de Aragón y verás que todos están tocando por todos lados; los alumnos vienen por esto.

-Le gusta la variedad. ¿Nos sorprenderá con su próximo CD?

-Grabo en abril junto al pianista Sergi Esparza, un músico que viene del jazz, una recopilación de canciones de cuna del mundo. Es la primera vez en mi vida que me he puesto a escribir, por lo que habrá una obra mía. También algunas piezas que no son nanas, pero me apetecían: la Vocalise de Rachmaninov y melodías de Piazzola o Szymanowski.

-¿Cuándo se atreverá con Bach?

-Me están apretando. Además cada vez lo necesito más para mis alumnos. Espero estar en disposición en un par de años. Pero me lo tomo con calma. Son otras seis catedrales fabulosas.

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