Martirio. Cantante

"En Twitter y Facebook también se hace poesía"

  • La onubense y el cubano José María Vitier lanzan 'El aire que te rodea', un fresco musical de cinco siglos de lírica iberoamericana

De esta orilla del mundo, San Juan de la Cruz, Lorca, Vicente Núñez y Calderón de la Barca, de la otra, los versos cálidos de Gabriela Mistral, Rubén Darío o Salvador Díaz Mirón. Sólo una intérprete que lleva toda una vida cantando sin mirar etiquetas -de los himnos por la libertad a la copla desenfadada, del jazz al bolero, del flamenco al son-, es capaz de mantener su identidad, sin diluirse, en un disco que condensa cinco siglos de poesía iberoamericana. En esta aventura de "coplas transoceánicas", Martirio se acompaña del pianista cubano José María Vitier, con quien colaboró hace años en el disco coral Canciones del Buen Amor, momento en el que Maribel Quiñones conoció a este músico sensible desde niño con la creación poética gracias a sus padres, Cintio Vitier y Fina García Marruz, último Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Es con la adaptación de un poema de su madre, Sólo el amor, como se cierra este fresco musicado de la lírica en castellano.

-¿Qué representa Vitier en Cuba?

-Es un maestro de maestros de la música hispanoamericana. Trabajar con él en poesía es muy estimulante porque su enorme conocimiento de los versos y la métrica le lleva a musicar con naturalidad. Y en lo personal, es una persona familiar, cariñosa, con un sentido del humor que parece de Cádiz.

-La selección de poemas ha debido ser todo un reto.

-Han sido meses rebuscando poemas que nos gustaban y nos los hemos ido pasando en infinidad de emails, hasta que hemos llegado a un consenso total, a un lenguaje que aunque pertenece a distintos estilos poéticos traba una hilazón y forma una suite. Se han quedado bastantes poemas fuera, pero muchos de los que están en el disco no se habían musicado antes.

-Como el de Vicente Núñez.

-A Vicente tuve la suerte de conocerlo en Madrid y recuerdo una tarde en un bar de Aguilar de la Frontera. Estuvo escribiéndome aforismos en servilletas de papel.

-Y de un poeta del siglo XX al XVII con Calderón de la Barca.

-Poder bailar y cantar un soneto de Calderón, que eso entre por ritmo de bossanova, me parece maravilloso. La riqueza de textos es enorme y la de músicas también. Hay temas que empiezan como canciones y se desenvuelven con aire flamenco. A San Juan de la Cruz lo hemos metido a ritmo de son, que tiene que ver con el tango flamenco; a Vicente Núñez, por rumba cubana; la Gacela de Lorca termina por soleá por bulerías.

-¿Tiene algún corte favorito?

-Me encanta Besos, de Gabriela Mistral, un catálogo de besos muy alegre. El beso te puede revelar el futuro de una relación. Si no es compartido y no produce electricidad, es difícil que se llegue a más.

-Ha citado también a Lorca. Desde sus inicios en Jarcha, lleva musicando al granadino, ¿cómo ha evolucionado su relación con su obra?

-Lorca me parece el poeta más musicable. Soy una enamorada de toda su obra, de lo visionario que tiene. A Lorca lo siento muy dentro de mí, empecé con él y sigo con él. Suelo releerlo bastante.

-¿Qué le ofrecen esas relecturas?

-Me gustan los poemas de amor y esas metáforas surrealistas con tantas vueltas, tantas lecturas, tantas imágenes, que me hacen volar la imaginación, como si fuera un recuerdo mío pero puesto con palabras mucho más hermosas.

-¿Se lee poca poesía?

-Creo que se está volviendo a ella. La poesía es un arma cargada de futuro, después es una tabla de salvación y es una necesidad absoluta para conectarte con tus sentimientos. Si tienes poesía dentro puedes afrontar con fuerza las dificultades, puedes enriquecerte y enamorar. Ahora mismo, en Twitter y Facebook la gente está haciendo poesía, haikus, pequeños versos y cuanto más bonitos están, más gente te responde y lo comparte. En un espacio donde el lenguaje es tan sintético es muy bueno volver a la poesía, porque esa variedad de palabras que existen para expresar las emociones es un tesoro.

-¿Es usuaria de las redes sociales?

-Soy fan de la red y muy activa en Facebook. Youtube me ha servido para rescatar conciertos que no tenía grabados y he encontrado mucha gente que me ha dicho qué siente con mi música a través de estas correspondencias directas.

-Sin peineta y gafas, habrá quien crea haberla visto en mil sitios.

-La gente se acuerda de cosas que yo no he hecho o me echa novios que yo no he tenido. Tengo una memoria que ojalá Dios me la conserve, pero el archivo de la gente que ha participado en mi vida es el que más activo tengo y eso no se borra.

-Hablando de memoria, ¿cómo ve su época de coplera posmoderna?

-Yo he hecho siempre lo que he querido. Esa libertad me ha costado mucho trabajo, pero el único coste ha sido el económico y eso no merece la pena en comparación con las ganas y la ilusión que tengo tras 27 años de carrera. Aquella época fue lúdica, creativa, expansiva, libre, sacó de mí facetas inusitadas y de alguna manera era un personaje colectivo. Yo no miro nada con nostalgia, voy haciendo el camino a base de juntarme con gente que sabe más que yo para aprender. Como en este caso con Vitier, como en el caso de Kiko [Veneno], de Chano Domínguez, con mi hijo [Raúl Rodríguez], que es el puntal de inspiración y de apoyo.

-¿Y cómo ha convivido estos años con su espíritu reivindicativo?

-Ser reivindicativo no se escoge, se es así. Cuando te miras en el espejo y eres sincero contigo mismo y quieres tener intacta tu dignidad, hay veces que ese reflejo provoca inquietud en alguna gente. Porque que no te puedan comprar con dinero es muy incómodo para quien cree que todo tiene un precio.

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