Música

Amaral conquista Sevilla por los cielos

  • El dúo ofrece un concierto en el Hotel Inglaterra, anticipo de su actuación en septiembre en el CAAC

Amaral conquista Sevilla por los cielos

Bajo las últimas luces del atardecer y con la Catedral como “atómico” telón de fondo —en palabras de Juan Aguirre—, Amaral aparecía para conquistar Sevilla por los cielos. La terraza del Hotel Inglaterra acogió este miércoles el singular acústico privado de Eva y Juan, en lo que fue un breve pero intenso adelanto del concierto que ofrecerán el próximo 14 de septiembre en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

Los zaragozanos encendieron la noche con un brillo Nocturnal ante los ojos de los 100 privilegiados espectadores —elegidos por sorteo tras comprar las entradas de la cita del CAAC—, quienes entonaron, emocionados, las letras de sus canciones. Amaral también disfrutó de la magia de este relajado e íntimo encuentro y de sus inigualables vistas “venciendo el vértigo” y hasta jugando con las “sombras chinescas” a las que se prestaban las luces cegadoras de los focos. El viento soplaba y la cantante bromeaba con la idea de que, si la gorra de su compañero saliese volando, “sería Trending Topic”.

Amaral, con la Giralda de fondo. Amaral, con la Giralda de fondo.

Amaral, con la Giralda de fondo. / M. Sánchez

Tras una espera amenizada por el inmortal Leonard Cohen, la velada comenzó 'manteniendo unidos' para después 'hacer subir' a los asistentes con su particular energía en una jornada donde no solo hubo espacio para los temas que llevaron al grupo al último disco de oro. Entre canción y canción, los músicos introducían pequeños comentarios y compartían sus reflexiones con el público. Así, intercalando álbumes, Eva se tornó salvaje con el tema que habla “de tirarse al monte, irse a la sierra como los bandoleros y apartarse del mundo. A veces, para encontrar la esencia del ser humano hay que ir Hacia lo salvaje y volverse más civilizado”, explicó. Después, viajaron hasta el mar con Cuando suba la marea y Eva se equipó con la armónica y la guitarra eléctrica. Fue entonces cuando sus “mangas de duende” se entrometieron entre ella y las cuerdas y, mientras la vocalista recibía el apoyo del público por su estilo, aclaró entre risas: “vamos, tampoco es que yo sea Tomatito”. Juan la animó con un rotundo: “Métele, Tomatita”.

También hubo hueco para los clásicos. En su repertorio se oyeron las míticas Kamikaze, El universo sobre mí y una desnuda Revolución, cantada sin micros ni escenario junto a las palmas y voces del auditorio que acabó con el colofón de un delicado Cómo hablar que cerró la cita.

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