La Junta vio que muchas aulas se le quedaban vacías, y pensó no renovar líneas de la Concertada. Ese fue su primer pensamiento, y su inicial intención. A los socialistas más a la izquierda no les gusta la concertada en general, la católica en particular. No digamos todo lo que queda a la izquierda del PSOE; la suprimirían sin más miramiento. Todos ellos creen en una educación pública, laica y universal. Yo también, pero el modelo no tiene por qué acabar ahí. Creen que la concertada sólo tiene cabida siempre que sea complementaria, sólo cuando se la necesite. La Constitución, al consagrar la libertad de educación, no sólo supone que todo el mundo tiene derecho a una educación sostenida con fondos públicos, faltaría más; sino que son los padres sobre los que recae esa responsabilidad, incluida la elección de la educación que quieren para sus hijos. El socialismo de hoy- el de la transición también-, no cree en esto. Al contrario; tiene la tozuda convicción de que el papel de los padres es irrelevante. En su fantasía social, es el Estado quien tiene la potestad única. Se trata de la eterna lucha del ideal socialista y el liberal. El primero, con la excusa de derechos para todos e igualdad, quiere imponer una ética pública, progresista por supuesto, para la que la concertada católica es un incordio; el ideal liberal en el que se basa nuestra Carta Magna, consagra el derecho de los padres a elegir-sostenida con fondos públicos, en igualdad de condiciones-, la educación de sus hijos. A ello se debe dedicar la Junta, a proporcionar los fondos para que toda la educación pública, la que está y la que no está concertada, sea de calidad. Si han dado marcha atrás, no es por la amplia demanda de la Concertada, sino porque ese charco no es del gusto de doña Susana Díaz, no vaya a salirse otro spiriman desconcertado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios