Desde el nido del cuco

El rio Guadalete y Jerez. La pesca I

Escribíamos hace unos días sobre el olvido en que la ciudad de Jerez había sumido en estos últimos tiempos a nuestro padre Guadalete. Y reflexionábamos sobre lo desagradecidos que hemos sido los ciudadanos hacía un río que durante muchos años ha significado para la vida para nuestra ciudad.

La pesca ha sido importante hasta hace poco en el Guadalete. Habría que pensar en la fisonomía del río hace cien años. Sería completamente diferente al actual. No existiría la contaminación que hoy en día sufre. Y, sobre todo, los peces no tendrían las dificultades que hoy en día tienen para desovar aguas arriba. Las presas construidas a lo largo de su curso: Arcos, Bornos y Zahara de la Sierra, por el discurrir principal del río, y la de Guadalcacín y Los Hurones, por la parte de su principal afluente, el Majaceite. Estas auténticas barreras infranqueables para determinadas especies impiden su llegada a las aguas menos contaminadas y más frescas de los cursos altos y de los cursos fluviales, e impiden su puesta, y por tanto la perpetuación de la especie. Vamos a referirnos, en esta ocasión, a una de las especies más jerezanas del río y que tan bien conocían los habitantes de La Corta y el Portal: las angulas.

Las angulas son los alevines de la anguila (Anguilla anguilla) aunque muchas gente esto no lo sabe. En mis excursiones juveniles en bicicleta al río, yo las he visto pescar. Ahora apenas hay angulas, los adultos no pueden remontar la corriente por los obstáculos artificiales y ya no pueden desovar en los cursos altos. Esas pequeñas criaturas tardan tres años en llegar al Guadalete, lugar donde su madre vivió toda su vida hasta que un día, impulsada por fuerzas ancestrales, se dirigió al lugar antes referido se reprodujo y allí murió.

Yo, en homenaje a esos valientes y diminutos seres que realizan semejante periplo, no las consumo. Por ello y porque si las dejamos crecer se convertirán en anguilas, con lo cual multiplican sus proteínas y hacen posible la reproducción. Los japoneses, que son listos como anguilas, las importan hasta Japón y allí las engordan. A ver si aquí cunde el ejemplo.

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