Granada

ARRABAL vs OLIVO: Los 7 metros de la discordia

  • En la Guardia Civil, ante la Fiscalía, por lo penal y por lo civil, el promotor del Serrallo denunció durante años al del Nevada. La situación se invierte ahora

Nunca un puñado de tierra puede haber salido más caro a un constructor en la historia de esta ciudad. Roberto García Arrabal denunció durante años a Tomás Olivo por la supuesta invasión de su propiedad durante la construcción del centro comercial Nevada. Llegó a hacerlo por 7 metros de suelo rústico. Es un hecho que ha permanecido sin difundir porque los tribunales le han sido muy desfavorables, pero que puede haber tenido gran trascendencia, pues el promotor granadino se forjó un fuerte rival que al final lo ha visto replegarse en los negocios, lo acusa ante la Justicia y está a punto de quedarse con su gran proyecto, el Serrallo Plaza. Pleitos por lo civil y lo penal. Denuncias ante el Juzgado, la Fiscalía y hasta en el puesto de la Guardia Civil de Armilla. García Arrabal ha tratado durante los últimos años de instar a la Justicia a actuar contra las obras del centro Nevada y contra sus responsables -incluyendo no solo a Tomás Olivo si no también al alcalde y a técnicos de Armilla- con un "afán denunciador" que la Audiencia Provincial le afeó en una resolución del año pasado, pocos meses antes de la apertura del complejo comercial.

Ambos empresarios han sido los promotores de los mayores centros comerciales de la ciudad, Serrallo Plaza y Nevada Shopping. Las dos iniciativas, en lugares muy próximos, surgieron en la década pasada y su desarrollo ha estado lleno de complicaciones. García Arrabal compró los terrenos del Serrallo a sus anteriores promotores en abril de 2005, casi al mismo tiempo que Olivo obtenía en Armilla una licencia de obras para su Nevada que al poco fue impugnada por la Junta de Andalucía y denunciada ante la Fiscalía por el Partido Popular.

El empresario confesó en privado su preocupación por la "benévola" sentencia del Nevada

De este modo, el enorme proyecto comercial del empresario que forjó su emporio en Marbella, varado a medio construir en mitad de la Vega, tuvo sobre sí grandes nubarrones hasta al menos 2010, cuando se dictó la primera sentencia judicial.

Durante ese lustro, en cambio, García Arrabal hizo prosperar mucho su negocio inmobiliario, especialmente en la zona Sur de la ciudad, donde levantó miles de viviendas y proyectos emblemáticos como una torre de oficinas con restaurante giratorio, un gran hotel, un complejo deportivo en el Campus de la Salud, edificios que albergaron la nuevas y flamantes sedes de los principales partidos políticos, un pabellón de hielo... La guinda era el centro comercial Serrallo, cuyas obras avanzaban en función de los continuos cambios del proyecto constructivo que el Ayuntamiento aprobaba con estudios de detalle. Y además el municipio le adjudicó la construcción de un centro de ocio infantil aledaño que luego derivó en un complejo con restaurante y discoteca para cuya explotación se asoció con decenas de personas con relevancia en la ciudad.

Y llegó 2010... El juicio penal del Nevada, que sentó en el banquillo a Tomás Olivo y a los antes influyentes mandatarios de Armilla -ya para entonces perdedores de su interna batalla socialista-, era la prueba de fuego para el gran proyecto comercial del Área Metropolitana. El juez condenó a la mayor parte de los acusados por delito contra la ordenación del territorio, pero salvó el edificio, pese a que la Fiscalía había pedido demolerlo por completo. García Arrabal "no esperaba una resolución judicial tan pronto y tan benévola", como le confesó por correo electrónico a la concejal de Urbanismo de Granada, Isabel Nieto, al final de ese "mal verano", en el que dijo haber estado dándole muchas vueltas a la cabeza sobre la forma en que su Serrallo podría competir con el "monstruo Nevada". (Estas conversaciones privadas constan ahora en el sumario del caso Nazarí, en el que ambos están siendo investigados por supuesto trato de favor municipal al empresario).

Un año después, la Audiencia Provincial confirmó lo más sustancial de esa sentencia, de modo que el promotor del Nevada solo tendría que hacer un pequeño derribo parcial (2.500 de los casi 300.000 metros de su centro) o compensar con otros suelos al municipio. El edificio se quedaba en pie.

Entonces García Arrabal comenzó a llevar a Olivo a los juzgados a través de su empresa Inversiones Área Sur. El empresario granadino tenía terrenos adyacentes al centro comercial y en un pleito seguido en Primera Instancia 4 de la capital el juez no consideró probado que el edificio de Olivo hubiera invadido todos los metros de su propiedad que él reclamaba. El promotor del Serrallo recurrió a la Audiencia por 7 metros cuadrados de suelo y en 2013 tampoco le dieron la razón ("no se constata la pretendida ocupación", falló el tribunal) y lo condenó a pagar las costas judiciales. Entretanto, el Nevada comenzaba a despejar su camino administrativo para continuar las obras con acuerdos, demoliciones parciales y sentencias muy positivas en la vía contencioso-administrativa. Por su parte, García Arrabal inauguró en 2012 su centro comercial en una celebración muy sonada que reunió a los máximos responsables políticos e institucionales (Ayuntamiento de Granada, Junta de Andalucía y Diputación).

Pero el promotor granadino, que se había confesado preocupado por la futura apertura del Nevada, continuó su particular cruzada con Olivo y lo denunció por la vía penal por supuestos delitos de usurpación y desobediencia, en la reivindicada invasión de terrenos. El Juzgado de Instrucción 7 ordenó en febrero de 2013 el archivo, que fue confirmado después por la Audiencia Provincial.

Antes incluso de esperar esa resolución , el 14 de junio de 2013, Arrabal vuelve a denunciarlo, esta vez en la Fiscalía Provincial, y ampliando los delitos y a las personas señaladas. El Ministerio Público ordenó investigar el asunto y concluyó con un decreto de archivo que Arrabal no aportaba "ni un solo dato objetivo" de los delitos contra la ordenación del territorio y prevaricación que le atribuyó a Olivo, al alcalde de Armilla y a algunos técnicos municipales.

Un año después, en 2014, con las obras del Nevada ya reactivadas, presenta dos nuevas denuncias contra Olivo de "idéntico contenido" ante la Guardia Civil de Armilla y ante el Juzgado de Instrucción de Granada, también por supuesto delito contra la ordenación del territorio. Ambas siguen el camino anterior y terminan archivadas en el mismo juzgado que sobreseyó su primera denuncia. También lo recurrió, y el año pasado, la Audiencia Provincial desestimó su apelación con un auto en el que le recriminaba a Arrabal todo ese "afán denunciador" y la "dualidad de procedimientos" puestos en marcha, al "no encontrar satisfacción en las anteriores resoluciones".

Para el empresario granadino estas denuncias han sido un boomerang, porque en julio de 2013 llegó a la Fiscalía Provincial un escrito de un particular que ponía de relieve las supuestas irregularidades cometidas por García Arrabal en la construcción de la discoteca del Serrallo. La posterior incorporación de un informe demoledor del director de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Jacobo de la Rosa, fue clave para que en enero de 2014 se abrieran diligencias en el Juzgado de Instrucción 2 de Granada por estos hechos. Era el inicio del conocido caso Serrallo, que significó el comienzo del declive empresarial de Arrabal (a finales de ese mismo año vendió su principal empresa a un fondo de inversión) y de sus problemas con la Justicia.

Otro encontronazo con un empresario, Ramón Arenas (por la ocupación de 300 metros de parcela) dio origen a la denuncia que armó el famoso caso Nazarí. Es investigado por delitos como asociación ilícita, tráfico de influencias, fraude en la contratación o cohecho. Fue detenido y se investiga el supuesto trato de favor recibido por políticos y técnicos, entre ellos el exalcalde José Torres Hurtado.

La empresa promotora del Nevada, General de Galerías Comerciales, está personada como acusación particular en el caso Serrallo. Un asiento en primera fila para Tomás Olivo de cara a un posible juicio contra García Arrabal.

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