Tengo que reconocer que me sorprendió la propuesta que hizo Benoît Hamon por la que exigirá impuestos a los robots; Benoît Hamon es el líder socialista francés que resultó ganador en las primarias del Partido Socialista francés para ser el candidato socialista a la presidencia de Francia en 2017.

El planteamiento se basa en que si una máquina va a sustituir el trabajo del hombre y va a ser capaz de generar riqueza, no hay motivo para que esa riqueza no sea gravada con impuestos que permitan disponer recursos para prestaciones y actuaciones públicas como se hace hoy con el trabajo y la riqueza "tradicional".

Estamos ante la cuarta revolución industrial en la que parece que esta vez serán los robots integrados en sistemas ciberfísicos los responsables de una transformación radical. Una revolución marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, que anticipa que cambiará el mundo tal como lo conocemos.

Una nueva era que aventura que se podría acabar con cinco millones de puestos de trabajo en los 15 países más industrializados del mundo al tiempo que apunta a que el futuro del empleo estará hecho de trabajos que no existen, en industrias que usaran tecnologías nuevas, en condiciones que ningún ser humano jamás ha experimentado.

De esta manera, los expertos nos están alertando de cambios relevantes en los modos de trabajar y por tanto, en aspectos retributivos o de reparto del trabajo o de precariedad en el empleo que, junto al previsible incremento de la esperanza de vida, auguran un enorme impacto demográfico y tecnológico en el modo de organizar el bienestar social.

Según estos planteamientos es más que probable que muchos de nuestros jóvenes estén estudiando hoy para un mercado laboral y un sistema industrial y productivo diferente al que condicionó los planes de estudio actuales. Es posible que aparezcan oficios nuevos para los jóvenes estudiantes de hoy lo cual nos genera interrogantes de enorme calado.

Y de igual forma, los riesgos de que aparezcan nuevas desigualdades sociales y laborales son asuntos a tener en cuenta.

Sería conveniente que en nuestra sociedad, las élites dirigentes se encargaran de trabajar seriamente para abordar los cambios y las reformas necesarias para aprovechar lo bueno que pueden aportar estas nuevas tecnologías y estos robots, al tiempo que minimizar las amenazas que se avecinan en nuestro modo de trabajar y de generar riqueza, empleo y bienestar.

La propuesta de impuestos a los robots que hace Benoît Hamon no es más que uno de los aspectos en los que tendríamos que trabajar hoy antes que mañana para anticipar las respuestas a estos desafíos. Una buena propuesta que yo aplaudo.

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