Financiar la sanidad pública

La sanidad no puede ser una excusa para recaudar más y generar más desigualdades y más insuficiencia

Seguramente muchos de los lectores saben de mi dedicación a la sanidad pública española en mi actividad profesional y política. Por eso quiero trasladar algunas preocupaciones (para la reflexión y el debate), sobre los desafíos de futuro que tenemos hoy para asegurar una financiación adecuada tanto desde el punto de vista de la calidad y la equidad, como de la eficiencia social de la inversión.

Hace un par de semanas se conoció oficialmente el contenido del documento del grupo de expertos de la Conferencia de Presidentes para la reforma de la financiación autonómica, que tiene una gran importancia para el futuro de las autonomías y para la sostenibilidad del Estado de Bienestar. Y de manera específica, tiene una gran importancia para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

Es de lamentar que la sanidad pública no esté adecuadamente considerada por parte de los expertos y no se tenga en cuenta a la sanidad de manera específica; ello es grave teniendo en cuenta el peso real de la sanidad en los presupuestos públicos o la importancia que la ciudadanía le otorga.

Falta un análisis técnico y documentado sobre el impacto de la crisis económica y de las medidas de recorte establecidas por el Gobierno en el Real Decreto Ley 16/2012 y en el recorte presupuestario impuesto desde 2012 por la UE y asumido por Rajoy en el memorándum tras el rescate bancario.

Ha habido un incremento de las desigualdades sanitarias entre regiones, un incremento en las listas de espera (hoy con récord histórico), y una grave disminución de las plantillas (30.000 profesionales menos en toda España), por citar sólo algunas consecuencias.

La insuficiencia presupuestaria acumulada en la sanidad española en el periodo 2012-2016 se sitúa entre 35.000 y 40.000 millones de euros, lo que explica en buena medida la situación actual.

Los expertos proponen más copagos y más control de la cartera básica de servicios pero no hablan de un mínimo común de inversión en toda España o de mecanismos de equidad sanitaria entre los territorios; ello evitaría discriminación a los ciudadanos en función de su lugar de residencia. Tampoco hablan de mecanismos financieros para la cohesión que favorezcan la movilidad normal de los pacientes o la especializada con centros de referencia bien definidos y financiados.

Sinceramente es imprescindible asegurar suficiencia, equidad y calidad. Se puede hacer en España con no demasiado esfuerzo presupuestario y por eso lamento que los expertos hayan obviado estas cuestiones.

También lamento que ni siquiera hablen de asegurar que los fondos que proponen recaudar con los nuevos copagos, (con los que estoy en desacuerdo), quedaran en los presupuestos sanitarios. La sanidad no puede ser una excusa para recaudar más y generar más desigualdades y más insuficiencia. Habrá que seguir reclamando y proponiendo las medidas necesarias.

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