Esta semana se asomó por la Costa del Sol Laura James Pulham, la turista quince millones. La recibieron con un ramo de flores y un cartelón anunciando el magno evento. Muy aburrido todo.

A LA SEÑORITA PULHAM.-La tenían que haber subido en un autobús y llevarla del tirón al campamento Benítez para que alucinara con el fastuoso súper parque que hay allí. Igual la buena de Laura preguntaría que dónde está, se lo pone un power point y a tirar millas.

A CONTINUACIÓN.- Y para no perder el hilo, a Laura la tendrían que llevar a los terrenos de Repsol para que decidiera, ella sola, si allí se hacía un parque como el del Benítez, o se colocaban unos rascacielos y un parque más pequeño o… bueno ya saben todos la historia de allí. Para tal evento se habilitaría una urna y para garantizar el voto secreto se colocarían las papeletas con las opciones en una de las chabolas en las que allí malviven decenas de personas. Además le pondríamos “parque Pulham” o “edificios Pulham” a lo que allí decidiera hacer la guiri.

Y YA QUE ESTAMOS.- De votaciones, una vez sedada la señorita James Pulham para evitar que huyera despavorida, la acercaríamos al hospital civil para ¿Por qué no? Que votara si allí se hace tranvía, metro bus o lo que toque. En aras al ahorro se utilizaría la misma urna que en el punto anterior.

PAUSA PARA COMER.- Se invita a Laura a unos pescaítos fritos que no todo va a ser que nos solucione el tema y se la calma de su previsible ataque de histeria.

YA POR LA TARDE.- Entraríamos en algo más cultural. Por ser la turista quince millones, la señorita Pulham recibiría 50.000 entradas del museo ruso, otras tantas del Pompidou y 50.000 más del museo del automóvil para que invite a amigos a admirarlos. De un plumazo las visitas a esos museos empezarían a acercarse a la cifra soñada y nunca cumplida. Un psicólogo del ayuntamiento tratará a Laura durante este proceso. No, el teléfono no se lo damos hasta que termine con los agasajos.

UNA COFRADÍA.- Da igual la que sea, saldrá en procesión extraordinaria, algo cada vez menos extraordinario, por cierto, y la señorita James Pulham tendrá el honor de dar los primeros martillazos para que se levante el trono. Como precaución y para evitar accidentes o intentos de agresión, el martillo con el que la señorita Laura dará los toques de salida será de plástico imitando a madera.

FINALMENTE.- Y si no da tiempo a que se acerque a La Mundial a decidir si mola o no mola, se llevará a la señorita Laura James Pulham a su hotel a descansar. Un notario dará fe de que ninguno de sus agasajadores se acercará a ella nunca más en el resto de su viaje y cada mochuelo a su olivo.

Laura James Pulham es la turista quince millones y como todos los turistas, vendrá, se lo pasará bien y no tendrá ni idea de la cantidad de historias divertidas sin cerrar que tenemos aquí. Igual el turismo de movidas es un nicho de mercado que podríamos explotar.

@jjblanesmalaga

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