Pasarela

Las clásicas sí pasan de moda

  • Las 'viejas famosas', como Preysler, Bordiú y Abascal, se adaptan como pueden a una nueva era en la que no tienen relevo digno

Isabel Preysler, Carmen Martínez Bordiú y Naty Abascal.

Isabel Preysler, Carmen Martínez Bordiú y Naty Abascal. / G.J.

El glamour no encuentra relevo digno. Las tres estrellas de la crónica social en nuestro país: Naty Abascal, Isabel Preysler y Carmen Martínez Bordiú, apenas sobreviven a una era extinguida, una era marcada por las exclusivas multimillonarias, las residencias veraniegas ya fuera en Marbella, Mallorca o Ibiza, y las fiestas en las que lo que tocaba era recibir a diestro y siniestro. Sobre todo a mucho siniestro. La crisis de las viejas famosas no pasa desapercibida en el mundo del cuore, mientras las antaño reinas de corazones se ven obligadas a bajar sus cachés. Hace unos días Bordiú aparecía en la tele para ser entrevistada por Jorge Javier Vázquez, algo impensable en sus buenos tiempos, unos años que -como hasta la propia nieta de Franco reconoce- han pasado.

La información del corazón ha cambiado drásticamente. Los clásicos han pasado a otra liga y los famosos que antes vivían de conceder una entrevista mensual, ya fuese en papel o televisión, han tenido que reinventarse o morir. Las nuevas generaciones combinan perfectamente hoteles de lujo a pie de playa, circuitos en lugares lejanos, compras en ciudades cosmopolitas e invitaciones de amigos -a ser posible con yate-, todo ello a ritmo frenético de selfies; son Paula Echevarría, Corina Randazzo, la bloguera Dulceida, Nieves Álvarez, Cristina Pedroche, Pilar Rubio... Es una guerra a muerte por los likes de sus bikinis y posados. Mientras tanto, nuestras tres supervivientes van a lo suyo. Se adaptan, pero a su ritmo. Y sin perder un ápice de su glamour, tal vez desfasado para las que las relevan, pero un glamour que ha sentado cátedra.

Casi cuatro décadas son las que llevan Isabel, Carmen y Naty en la palestra, casi nada. Esta crisis de estilo en el mundo rosa empezó en el año 2000 con la llegada de Gran Hermano. La primera edición del reality de realities de Telecinco se convirtió en un fenómeno social a nivel nacional, y la prensa vio la facilidad de sacarse de la chistera a catorce nuevos personajes que interesaban a la gente de a pie. Sus vidas y sus miserias fueron dignas de aparecer en las portadas de las revistas. Y así es como los famosos de primer nivel comenzaron a pasar a una segunda fila.

La sevillana Naty Abascal es, de las tres clásicas, la que menos se deja ver últimamente. Naty comenzó su trayectoria como modelo, en 1964, cuando dejó su Sevilla natal por Nueva York para desfilar con Elio Berhanyer. Empezó en la moda porque el fotógrafo Richard Avedon le hizo unas fotos para el Harper's Bazaar americano. Entonces pasó de una casa andaluza con once hermanos a la jungla de asfalto y cemento de Nueva York y al ritmo frenético de las sesiones de fotos, los desfiles y las fiestas. Esta primera dama de la moda y de la sociedad españolas se codeó en los 70 y 80 con la flor y la nata del Nueva York más artístico, el París más elegante y la Roma más bella. En 1977 se casó con el duque de Feria, y en 1993 llegó el escándalo a su vida por culpa de su ex.

Las vidas de Isabel y Carmen no están tampoco exentas de dramas. Dicen que Preysler lloraba las infidelidades de Julio Iglesias con Bordiú, y la nietísima, por su parte, perdió a su primogénito en 1984 en un accidente de tráfico. Vidas de auténtico culebrón, que siguen dando que hablar debido a sus relaciones amorosas: en el caso de Isabel con el premio Nobel Vargas Llosa, y de Carmen, con un treintañero al que dobla la edad. Para eso son las reinas de corazones.

La recordada duquesa de Alba. La recordada duquesa de Alba.

La recordada duquesa de Alba. / efe

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