Pasarela

La Alta Costura de París homenajea al cine

  • La pasarela parisina echa el cierre con el desfile de dos grandes diseñadores, Jean Paul Gautier y Chanel, que devuelven el lujo y el glamour propio de la Alta Costura francesa

La semana de la Moda de París ha sufrido también el revés de la crisis y mientras algunos diseñadores de otras grandes pasarelas del mundo han cedido a los tiempos que corren vistiendo a la mujer y al hombre de forma más sobria y clásica, otras grandes firmas aplacan la crisis con diseños en los que la creatividad y la suntuosidad adquiere más forma que nunca. Desde luego algunas casas se han visto en aprietos para sacar a desfilar sus obras, es lo que le ha ocurrido a Frank Sorbier que no ha tenido otra opción que presentar una pequeña colección de cinco modelos masculinos y cinco femeninos en un estudio fotográfico.

Muy lejos de la austeridad de Frank Sorbier, Chanel debutó en París al presentar su colección para el otoño invierno 2009-2010, en un desfile nocturno en el exquisito paraje que ofrece el Grand Palais. Las tendencias presentadas por el máximo representante de la firma francesa, Karl Lagerfeld, quedaron envueltas bajo la cúpula acristalada del Palacio, que fue testigo de que el lujo siempre se crece en los tiempos de crisis para las firmas de referencia. Chanel apostó por un estilo impactante, con tendencia retro-futurista- definido así por el ilustrador español Jordi Labanda- en el que los brillos, de oros, platas y de perlas cobraron protagonismo así como las geometrías bordadas de colores, sobre tweeds de tramas doradas y plateadas , en tejidos de seda y tul.

El factor común de la colección invernal de Chanel se pudo percibir en toda y cada una de sus prendas, con lo que ha sido denominado "cola de pavo real", tanto para los vestidos como para las chaquetas del traje sastre de tweed, de forma que la prenda desciende desde el final de la espalda hasta el bajo de la falda o la chaqueta , ya que Lagerfeld apuesta por que "la cola es favorecedora para las piernas y no tiene los inconvenientes aparatosos de los grandes vestidos de baile para bailes que ya no se realizan". Tanta belleza, de inspiración igualmente griega y clásica, en vestidos túnica semitransparentes, con detalles bordados de oro, embellecidos con tocados que favorecen la presencia de la espalda y empleando la larga cola de caballo rizada, adornada con flores o algunos complementos. De día o de noche, en vestidos de cóctel, de gala, trajes de chaqueta, abrigos, faldas de todos los largos y volúmenes, los diseños ideados por el director artístico de la firma, Lagerfeld, un sinfín de variantes partiendo de esta misma idea que se sucedieron hasta el infinito sin monotonía alguna, cada una más diferente todavía que la anterior.

Tampoco Jean Paul Gautier dejó indiferente a nadie con la presentación de su colección, en la que empleó el velo de una novia para proyectar el rostro de grandes actrices como Bette Davis, Grace Kelly o Marlene Dietrich. Su colección rindió homenaje a las estrellas de la edad de oro del cine de Hollywood y muy especialmente a la actriz francesa Micheline Presle, quien fue su inspiración y propició su vocación de creador de moda, dijo el diseñador.

Fan de cine ha sido el nombre elegido para su rica colección compuesta por largos vestidos con cola de terciopelo de seda, faldas de crepé de estampados variados y corsés de hombros y caderas articulados, en los que se intuye la tendencia exagerada de la vuelta de las hombreras al más puro estilo "rugby", para realzar el busto, empleando también los labrados y drapeados.

Sobre los vestidos se superpone una estola de pieles forrada de muselina tornasolada o abrigos de pieles que se llevan al hombro en bandolera. Los detalles ganan importancia en cada una de las prendas ideadas por la firma, de forma que las lentejuelas se realizan con pedazos de película para adornar los volantes de los vestidos, y cada maniquí porta guantes negros al estilo de Rita Hayworth en Gilda.

La espectacularidad que caracteriza a Jean Paul Gautier puso el broche final a la Semana de la Moda de París, que reivindicó con más dosis de glamour que nunca que la moda se mantiene firme a pesar del difícil momento económico.

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