Pasarela

Albert Adrià busca la fórmula del cóctel filosofal

  • El chef y Bacardí afrontan un nuevo proyecto que se inicia con la creación de un laboratorio de innovación

Uno cree que puede hablar con soltura de cócteles y maridaje hasta que entra en el restaurante Enigma y se topa con un Ginori (alga Nori infusionada en ginebra con Umeshu) a lomos de un sashimi de salmonete. El resultado es como un concierto de los Rollings pero en clave de sabor.

"Maridar alta cocina con coctelería, unificarlas en la misma linea de calidad y evolución y democratizar su conocimiento de la mejor manera posible" son las palabras de Albert Adrià, chef, propietario y alquimista de Enigma, cuando se refiere a Bacardi Innovation Lab.

En 1994, El Bulli pulsa el botón y comienza a reescribir la historia de la mixología con la introducción de espumas, nitrógeno líquido, recipientes de hielo y cócteles en estado sólido o servidos. La consecuencia más cercana en el tiempo de esta eclosión se llama 41°, lo que actualmente es el espacio de coctelería de Enigma, una trastienda de ladrillo y tuberías vistas que alberga el enigmático laboratorio de Albert. De ahí han surgido mezclas con apelativos tan sugerentes como Bloody Maria Almendruco, Nitropiña con polvo de Anticuchera (un tipo de hormiga), Nordic Affair o Ambar de Patrón en Pecera Helada y aunque su barman Marc Álvarez no es capaz de decidirse por uno de ellos, asegura que "el cóctel ideal es aquel que se bebe la gente", una auténtica declaración de intenciones respecto al futuro de los combinados que "se dirige claramente hacia la intensidad de sabor y el uso de bebidas premium".

La próxima marca en el calendario será el 10 de julio, con la iniciativa Barrio Loco, una jornada en la que más de 200 consumidores recorrerán los cinco restaurantes del grupo elBarri, para conocer y disfrutar de los primeros resultados del Bacardí Innovation Lab.

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