Cristina Cifuentes

Una de las acreditaciones, una de sus medallas de oro universitarias, era de hojalata

Era la chica de la moto, y muchos ciudadanos, sobre todo los votantes del PP, pensaron que por fin había llegado el recambio "moderno", rubio, y en vaqueros, de una Esperanza Aguirre sonámbula, ciega y sorda, que gobernó rodeada de chorizos sin que su aroma despertase la curiosidad de tan delicada pituitaria.

Pensaron que los gestos de colegueo, el desparpajo en las intervenciones públicas, el chispazo de simpatía frente a las cámaras de televisión y amparado en su telegénia, acabaría por despejar las incógnitas y las maledicencias que devastaron finalmente la gestión del PP madrileño, con Ana Botella en el Ayuntamiento como alcaldesa y Esperanza Aguirre en la Comunidad como su presidenta.

Tropelías miserables como las de Ana Botella, vendiéndole pisos municipales de carácter social a una multinacional norteamericana para desgracia de sus legítimos arrendatarios, trabajadores desfavorecidos, mujeres con hijos en difíciles circunstancias, etc, se sumaron a las maniobras para privatizar la Sanidad Pública en Madrid, construyendo hospitales con el dinero de todos para arrendárselos después a las empresas privadas que manejan el cotarro sanitario. Por fin, la corrupción generalizada, en el caso de la Presidenta de la Comunidad madrileña, le obligó a desistir de su esfuerzo para mantenerse al margen de asuntos que entraban de lleno en el ámbito de sus responsabilidades. Cristina Cifuentes sería entonces, con la aquiescencia de Mariano Rajoy, el Ángel Exterminador de corruptos y fariseos.

Solo que alguna ventaja tienen, es cierto, las democracias formales. Entre otras, la de la libertad de prensa. Y un periódico digital de la capital de España iba a encargarse de desmontar el mito. Una de las acreditaciones de Cristina, una de sus medallas de oro universitarias, era de hojalata. Era y es falsa. Falsas las firmas profesorales que certifican sus conocimientos, falso, por ejemplo, su expediente académico que hubo que "reconstruir". De manera que otra vez a recoser la herida, otra vez, los fontaneros del Partido Popular a luchar contra las evidencias.

No sé como terminará el asunto. Pero si sé que Madrid, ciudad abierta y generosa, no se merece una Presidenta como Cristina Cifuentes.

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