Crítica 'Ouroboros'

Mejor la valentía que la 'resistencia'

Ouroboros. Drama, España, 2014, 88 min. Dirección: Carlos Rivero y Alonso Valbuena. Intérpretes: Javier Villarín, Francisco Cantalejo.

Mientras muchas cintas de Resistencias exhiben imprudentemente esa anorexia estética que tanto gusta a los programadores y a la cohorte de críticos amigos que las acompañan, Ouroboros, de Rivero y Valbuena, dos recién licenciados, pobres y sin padrinos que andan estos días más contentos que unas pascuas por poder cruzarse con Pedro Costa aunque los hayan dejado "fuera de competición", abraza sin miedo unas ambiciones de juventud impropias de unos tiempos de rutinarias fórmulas híbridas y cine a medio cocer.

Su película mira con descaro a Herzog, Lynch, Dumont o Tarr, a quien le han pedido prestado a su músico y cómplice Mihály Vig, para hacer del paisaje de la sierra de Hornachuelos un territorio fantasma, purgatorio de ruinas y espejismos para dos monjes del XVI que hablan y rezan en latín y desafían en su recorrido circular las enmascaradas tentaciones del demonio.

La ambición, que no es poca, juega a veces en contra del conjunto, pero el filme tiene suficiente misterio, una extraña belleza arcana y un arrojo suicida que sólo pueden saludarse con entusiasmo.

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