Feria de Jerez

Final de Feria: mucho viento, poca gente

  • La imagen del último día de fiesta fue la de las calles del Real sin apenas gente, más bien pocos caballistas y las terrazas de las casetas sin clientes, y con el levante como protagonista de la jornada

La Feria del Caballo 2011 pegó ayer sus últimos coletazos antes de que lleguen Los Puitos y vuelvan a dejar al González Hontoria ‘pelado’. Ayer, domingo de Feria, que antaño fuera la jornada que más gente concentraba en el Real, mostró un aspecto desapacible, con la falta de público como nota predominante.

Bien es cierto que la climatología tampoco acompañó, pues si en otras jornadas las altas temperaturas hacían imposible pasear por el González Hontoria a media tarde, ayer fue el fuerte viento de levante el que emborronó la última jornada de Feria del Caballo, en la que fueron pocos los “valientes” que se atrevieron a pasear por el recinto ferial. Como bien dijo una señora que paseaba junto a su amiga por el Real, hizo “más fresquito” que el sábado, aunque el levante terminó por quitarle las ganas de Feria a más de uno. Este viento provocó por momentos unas corrientes de arena, mortales para los alérgicos. El tiempo está claro que es algo que no se puede controlar, pero lo que sí ayudaría es que el albero del Real se regara más asiduamente o que se le aplicara el cloruro cálcico con el que se ha tratado otros años, que si bien también era molesto, evitaría que se formaran estos “mini torbellinos”.

Antes de entrar en el propio recinto ferial, un síntoma de que el día de ayer no iba a ser de los mejores de las fiestas era la facilidad para aparcar en los alrededores del Real. El hecho de que fuera relativamente sencillo encontrar aparcamiento en la avenida alcalde Álvaro Domecq o en la José León de Carranza eran fiel reflejo para el recién llegado de que el Real no iba a presentar uno de sus mejores aspectos.

Una vez dentro, se confirman las sospechas: las calles del González Hontoria estaban prácticamente vacías, siendo la recién bautizada calle José Mercé la que tenía mayor número de personas transitando por ella, dispersándose al llegar al cruce con el Paseo de las Palmeras. A media tarde también pudieron verse varias personas con camisetas del Xerez Deportivo, que jugaba a las cinco de la tarde, por lo que muchos aprovecharon para pasarse por la Feria antes de acudir al partido.

Dentro de las casetas, el panorama no mejoró mucho, pues el ver las terrazas vacías y a los camareros aburridos detrás de las barras fue la escena más repetida en el día de ayer. Uno de ellos, Faustino Rodríguez, dueño del bar Juanito y de la caseta del mismo nombre, asegura no recordar “un domingo de Feria así, es uno de los peores que yo he vivido”. Faustino, cuya experiencia en el mundo de la hostelería es sobradamente conocida, afirma que “la noche del sábado fue muy ‘endeblita’ y el mediodía del domingo nada más que regular. Haan sido unos últimos días muy raros”.

Los caballistas y coches de caballos tampoco se hicieron ver demasiado por el Real este último día Feria, algo que deslució las calles del González Hontoria.

Algunas casetas, en vista de que el ambiente no mejoraba con el paso de las horas -más bien, todo lo contrario-, decidieron empezar a recoger las sillas y las mesas, algo que está prohibido, pero que se sigue haciendo año tras año...

Una zona que presentó mejor aspecto fue el paseo de la Rosaleda, donde los dueños de los puestos instalados en ella regateaban con los numerosos clientes que aprovecharon el último día de Feria para comprar esa pulsera o ese bolso que tanto les gusta y que ahora puede conseguir a un precio más económico.

En la Rosaleda, zona de botellón durante toda la semana, sólo había ayer dos o tres grupos de jóvenes bebiendo y algún que otro camarero comiendo en la parte trasera de su caseta. La juventud decidió concentrarse en la zona de los ‘cacharritos’, una de las más transitadas durante toda la jornada.

En definitiva, un domingo de Feria “de los peores de los últimos años”, se ha escuchado por ahí, tras el que toca volver a guardar los trajes de gitana, empezar a ahorrar para los del año que viene y comenzar a reconstruir los dañados hígados de más de uno.

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