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La honra del anfitrión

  • Portugal pondrá en liza a un once de circunstancias · La ya descalificada Suiza buscará dar una alegría ante su afición

Cuando se conoció el programa de partidos de la Eurocopa, el Portugal-Suiza estaba llamado a ser un partido límite por el grupo A, pero la dimisión de los locales lo transformó en un encuentro en el que está en juego sólo el orgullo y la comprobación del alcance del efecto Scolari.

Portugal en pleno debería ser un lecho de rosas, una playa soleada de aguas cristalinas y arenas blancas en plena competencia por altas metas. Pero la reacción de cierta parte de la prensa lusa al anuncio del Chelsea de la contratación de Luiz Felipe Scolari como entrenador para la próxima campaña puso algunas nubes en el cielo.

Desde dentro del plantel se hacen todos los esfuerzos por desmentir cualquier tipo de problema por la decisión de su técnico, un verdadero segundo padre para muchos, y aseguran a quien quiera escucharlos que sólo les falta el bronceador para aprovechar mejor el sol que disfrutan.

"Recibimos la noticia con naturalidad, como si fuese una transferencia de un jugador que se va a otro club. Ahora estamos con más ganas que nunca en conseguir el mejor resultado posible. Vamos a hacer todo para que la despedida sea la mejor", señaló el bético Ricardo, que no dudó en llamar "profetas de la desgracia" a quienes hablan de malestar en el plantel.

Suiza encarará la temprana despedida de su torneo con el firme deseo de no marcharse a cero. Un compromiso en el que el orgullo de un grupo de jugadores heridos por haber fallado en su propia casa tras un buen Mundial estará más en juego que nunca.

Patrick Muller, uno de los líderes de la defensa helvética, apuntó al honor para encontrar motivación en este partido y tiró de lugar común para advertir que la presencia de no habituales en su rival no asegura el triunfo. Porque, a falta de confirmación por parte de Scolari, los once titulares serían completamente diferentes.

"Pueden hacérnoslo más difícil todavía. Los jugadores que están siempre en el banquillo quieren mostrar lo que pueden hacer para ganarse un lugar en la cancha para la próxima vez", señaló.

Habrá un aditamento extra: tras siete años en el cargo, será el último partido como seleccionador suizo de Kobi Kuhn, el hacedor de un grupo que reconcilió al sector francófono del país con el equipo nacional y lo llevó hasta los octavos de final del Mundial de Alemania. Será reemplazado por el alemán Ottmar Hitzfeld, último técnico del Bayern Múnich.

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