España

Y sus 'ranas' le endosaron el sapo de la corrupción...

Primera presidenta de una comunidad autónoma, primera presidenta del Senado, primera (y única) que le ha tosido al mismísimo Mariano Rajoy. Está visto. Es única. Con la tercera y definitiva dimisión de Esperanza Aguirre, el PP pierde a uno de esos iconos con vitola de irrepetibles. Y los periodistas a uno de esos escasos dirigentes que dan juego y titulares al no tener problema en salirse de los encorsetados argumentarios. Genio y figura, deja atrás 34 años de dedicación a la política y se despide acorralada por los casos de corrupción de sus ovejas negras rumiando su desencanto con el que fuera su mano derecha, Ignacio González, abrasada tras poner por él la mano en el fuego. Las ovejas negras se han comido a la loba.

Su caída en desgracia empezó con la imputación de su consejero de Deportes Alberto López Viejo, al que los jueces de la Audiencia Nacional acusan de cobrar comisiones a las empresas de la Gürtel por organizar actos del partido. Precisamente, el jueves pasado declaró allí, como testigo, sobre el supuesto fraccionamiento de contratos por parte de la Comunidad de Madrid para favorecer a esas empresas supuestamente vinculadas con la trama de Francisco Correa, casi un perfecto desconocido para ella, según expuso en su declaración, a la que puso un colofón lacrimógeno asegurando al borde del llanto que si se demuestra que el que fuera su delfín cometió irregularidades en el Canal Isabel II sería "un palo verdaderamente muy muy duro".

Aguirre rompió techos de cristal y coleccionó mayorías absolutas tras el 'tamayazo'

Sin complejos para salirse del argumentario, la lideresa brilla con luz propia en la hemeroteca

El segundo azote se lo llevó con Francisco Granados, su consejero de Presidencia, Justicia e Interior, otro garbanzo negro del cocido madrileño que ha dado con sus huesos en la cárcel de Madrid VI, Estremera, la misma que había inaugurado en 2008.

Éstos son, López Viejo y Granados, los dos únicos cargos públicos del más de medio millar nombrados por ella que le habían salido rana, según declaró hace unos años con su habitual desparpajo. Ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero el caso es que el listado de los elegidos por la que fuera la lideresa de los populares investigados (imputados) por la Gürtel o la Púnica evidencia que la corrupción en el PP no parece un hecho aislado y pone en cuestión su idoneidad como cazatalentos, aunque la empresa Seelinger & Conde la fichó como tal en 2013, lo que le reportó 369.000 eurazos.

Parecía que esta arrolladora mujer iba a quedarse atornillada a la poltrona encomendada a Santa Lucía (la Patrona de la vista), pero el encarcelamiento de su delfín Ignacio González ha tumbado su infinita resistencia a una marcha que se ha producido en tres entregas: la primera, en septiembre de 2012, cuando dejó la Presidencia de la Comunidad de Madrid alegando que debía abandonar "la primera línea de la política"; la segunda, el 14 de febrero de 2016, ante la "gravedad" de las acusaciones de financiación ilegal en su partido y tres días después de que la Guardia Civil registrara la sede madrileña del partido.

A la tercera ha ido la vencida y Esperanza Aguirre no ha esperado a entonar el adiós hasta que las ranas criaran pelo como muchos se temían. La condesa consorte que un buen día en plena crisis soltó aquello de que su sueldo no le daba a veces para llegar a final de mes, o, más recientemente, que los salarios de la clase política "sólo dan para comprar en low cost como Primark", es, para sus adversarios, la madre de la corrupción, siquiera por omisión. Lo que es indiscutible es que es la reinona de la hemeroteca. En la cima queda el "hijoputa" que dedicó a su gran enemigo íntimo, Alberto Ruiz-Gallardón, al jactarse de haberle quitado el puesto de consejero en Caja Madrid, aunque luego ella matizara que no se refería al ex ministro y ex alcalde de Madrid (que se sintió muy ofendido) sino a uno de sus hombres de confianza. O su apuesta por "catalanizar España". O su ojeriza a los arquitectos: "Los tendrían que matar a todos, por eso tendrían que poner la pena de muerte. Me caen muy mal porque sus crímenes perduran más allá de su vida". O su visión del dictador: "Franco era bastante socialista". O sobre los propios socialistas: "Oírles hablar de crear empleo es como oír a París Hilton hablar de fundar conventos". O lapsus memorables como cuando le preguntó en Madrid a la madre de Dulce Chacón en mayo de 2006 si su hija estaba en Cuba ignorante de que la escritora había fallecido tres años antes. También dejó el listón de la repera muy alto cuando siendo ministra de Cultura mostró su interés por la pintora Sara Mago, por el escritor José Saramago, aunque no hay constancia ni en la videoteca ni en la fonoteca de la barbaridad. Por no hablar de la medalla que se colgó sobre la corrupción: "Yo destapé el caso Gürtel".

Mujer de carácter y sin pelos en la lengua, sorprendió a propios y extraños al anunciar su retirada de la política por motivos personales, un cáncer de mama. Conociéndola, no es de extrañar que cuando se lo diagnosticaron se marchara a la peluquería a ponerse guapa para dar la mala noticia con aspecto impecable.

Todo un peso pesado del PP, ganó tres elecciones regionales con mayoría absoluta entre 2003 y 2011. Su declive comenzó al morder el polvo con Manuela Carmena en la lucha en la pelea por la Alcaldía en 2015. Fue su primer trompazo, que la alejó aún más de Rajoy. Con el jefe no mantiene una buena relación y hasta hizo un amago de moverle la silla en el congreso del PP en Valencia en 2008. Y eso que ambos sobrevivieron a un accidente de helicóptero al caerse nada más despegar de la plaza de toros de Móstoles.

Igual de aparatosa fue su conversión en presidenta regional, tamayazo mediante. Ahí comenzó todo. Y lo que mal empieza...

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