La semana

El futuro político llegó veloz

SI en vez de provincia, Cádiz fuera una comunidad autónoma -pongamos por caso Cataluña-, la mayor parte del país estaría criticando hoy el desproporcionado peso de los gaditanos en el nuevo Gobierno. Zapatero le ha vuelto a entregar la cuchara a los catalanes. Vaya, esa acusación seguro que no faltaría. "Esto no le ocurría a Cádiz por lo menos desde el siglo XIX", comentaba un ilustrado socialista gaditano al filo de las 12 horas de la noche del viernes pasado, cuando la sorpresiva noticia del nombramiento de Bibiana Aido corría por las páginas de los diarios digitales y los sms de los móviles. Ministros provinciales, a saber:

Alfredo Pérez Rubalcaba, que encabezó la lista al Congreso de los Diputados, sigue en el Ministerio del Interior, a pesar de que fue el último en abandonar la Moncloa el viernes por la noche. A las 20,00 horas, Rubalcaba "estaba en el no", se resistía a Interior por asuntos familiares de peso, pero Rodríguez Zapatero terminó por convencerlo de que él era necesario. ¿Quién si no, conoce mejor el mundo de ETA y el convulso PNV que ha dejado atrás su amigo Josu Jon Imaz? No dirige un ministerio con un fuerte capítulo de inversiones, pero Rubalcaba es de los que mandan en el Ejecutivo, y no se le escapa las dificultades industriales que va a atravesar la provincia en los próximos meses.

Dos: Magdalena Álvarez, es más malagueña que gaditana, aunque nació en San Fernando. Sin embargo, el Ministerio de Fomento es el ministerio de la inversión por excelencia, el que está realizando las obras del segundo puente sobre la Bahía y el que mitigó en menos de cuatro años los monumentales e históricos atascos del puente Carranza. Ni sus bruscos modos ni su incontinencia para meterse en todos los charcos problemáticos han conseguido que salga del ministerio, tal como pretendían los catalanes. Ahí sí ha estado Manuel Chaves desde el principio: su interés por la permanencia era público. Y lo ha conseguido. La ministra tiene pendientes en la provincia dos obras muy importantes, y aún no definidas del todo: la conexión férrea con Sevilla mediante la Alta Velocidad y el desdoble de la nacional IV hasta convertirla en autovía, la alternativa al peaje. Además, Fomento debe proseguir con la nueva autovía de Vejer hasta Algeciras, para acabar de una vez con la vieja y peligrosa Nacional 340.

Y tres: Bibiana Aido. Eso sí que ha sido una sorpresa con grado cercano a lo increíble. ¿Cómo llegó Rodríguez Zapatero a fijarse en una joven de 31 años a la que el Partido Socialista de Andalucía le había preparado una carrera que pasaba, primero, por ser parlamentaria autonómica y, después, posiblemente, candidata a la Alcaldía por Cádiz?

El viernes por la tarde, el secretario provincial del PSOE, Francisco González Cabaña, seguía pensando que Bibiana debía presidir una de las comisiones de peso del Parlamento andaluz, para que se fuera fraguando, pero este hierro se va a templar antes de tiempo. "A esta chavala la quemáis los periodistas, que si candidata a la Alcaldía, que si consejera, y ahora ministra...", comentaba González Cabaña horas antes de que la propia Bibiana Aido le comunicara su nombramiento. La nueva ministra de Igualdad había preguntado a Rodríguez Zapatero cuándo podía comunicar lo suyo a dos políticos, a Manuel Chaves y a Cabaña. El presidente de la Junta lo sabía desde el jueves, después de que Bibiana Aido pasara unas cuantas horas conversando con Rodríguez Zapatero en la Moncloa.

Diversas fuentes coinciden en que en el nombramiento de Aido han influido dos personas. Alfredo Pérez Rubalcaba e Irene García, la alcaldesa de Sanlúcar.

El presidente del Gobierno pasó las vacaciones de Semana Santa en el palacio de las Marismillas de Doñana, ya conocía a Irene García. Joven, inteligente y con fuerzas como para ganar unas elecciones cuya precampaña comenzó en avanzado estado de gestación para culminar tomando el bastón de mando de la Alcaldía en un acto al que llevó a su bebé cogido del brazo. A Irene le preguntan, y ella habla, incluso hubo una comida a la que asistió otra alcaldesa de la provincia. Pero Rodríguez Zapatero se fija en Bibiana Aido, y pregunta a Rubalcaba. El ministro del Interior ha coincidido en muchos actos electorales en la provincia con Bibiana Aido, y tiene muy buen concepto de ella. Es cierto que aún le puede faltar experiencia, pero éste es el modo de hacer del presidente del Gobierno. Quiere caras nuevas, jóvenes. Rubalcaba cenó con Bibiana Aido, González Cabaña y Juan Cornejo una noche en El Faro de El Puerto, y comentó a su salida la buena impresión que le había causado. Zapatero se fija en su blog -Amanecer en Cádiz-, que ayer había recibido más de 10.000 entradas, y habla con Manuel Chaves, con Pizarro. Pregunta, y todos intuyen que ocurre algo, pero no la dan como ministra. El jueves pasado, el presidente y la hoy ministra de Igualdad se ven en la Moncloa y charlan durante largo tiempo. Igualdad es uno de los ministeros significativos de esta nueva andadura; debe poner en marcha la Ley de Igualdad, y enfrentarse a la lacra de la violencia de género. Zapatero se decide, pero le pide que guarde silencio. Y así lo hace. En su móvil sólo contesta el mensaje grabado. "Hola, soy Bibi, deja..." Esta mañana ofrecerá su primera rueda de prensa en Cádiz.

Bueno, otra gaditana más en el Consejo de Ministros, alcalaína, pero con residencia en el barrio gaditano del Mentidero. Se conoce bien la ciudad. Durante su época de estudiante de Económicas, sirvió copas en El bazar inglés, un local de la calle San Pedro. El PSOE la tenía como una de las posibles candidatas para enfrentarse en las próximas elecciones municipales a Teófila Martínez, aunque los socialistas deberán buscar a otra persona. Bueno, quién sabe, Zapatero es impredecible. Los socialistas querían una alcaldesa suya en Cádiz y Teófila Martínez soñó con ser ministra en tiempos de Aznar, pero Bibiana Aido se ha saltado tres generaciones. Incluido, claro está, las del PSOE: es la primera del denominado clan de Alcalá -que bien poco tiene de clan, aunque todos ellos sean de más acá de Patriste- y su puesto podría sonar para una Mar Moreno o una Micaela Navarro. Pero Zapatero, que ha alcanzado un control sobre el PSOE al que nunca llegó Felipe González, es también casi un outsider en la organización, un heterodoxo.

Y lo ha preferido: joven, lista, ya aprenderá, como lo hizo él.

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